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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Atmósfera de maderas y camas con dosel

CASERÍO DE LOBONES, finca de reposo del siglo XVII en las cercanías de Segovia

La inauguración hace un mes de Las Edades del Hombre, en Segovia, constituye un buen argumento para acuartelarse en el anonimato de un hotelito con encanto situado a ocho kilómetros

escasos de esa ciudad. Ajeno a los ruidos y a las prisas, el caserío tuvo siempre un uso agrícola y cinegético hasta que su dueño resolvió rehabilitarlo para el turismo de descanso y de pequeñas reuniones empresariales, dada su relativa proximidad a Madrid. Como puede imaginarse, aquí el único despertador suena puntualmente al amanecer, instante en que los pájaros se afanan con sus trinos más optimistas y una ráfaga de viento fresco peina las 275 hectáreas de encinar y monte bajo que delimitan la propiedad. Magnitud suficiente para considerar a este Caserío de Lobones como un proyecto hotelero muy serio.

CASERÍO DE LOBONES

Categoría oficial: sin clasificación. Dirección: Finca Lobones. Valverde del Majano (Segovia). Teléfono: 921 12 84 08. Fax: 921 12 83 44. Central de reservas: 902 10 38 92 (Rusticae). Internet: www.lobones.com. Instalaciones: jardín, salón con chimenea, salas de convenciones para 300 personas, comedor. Habitaciones: 1 individual, 6 dobles; todas con baño, calefacción, teléfono, TV color, prensa diaria, secador de pelo y carta de almohadas. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite perros. Precios: todo el año, 100 euros + 7% IVA; desayuno, 7 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: Diners Club, Master Card, Visa, 6000.

Arquitectura ... 8

Decoración ... 8

Estado de conservación ... 8

Confortabilidad habitaciones ... 9

Aseos ... 8

Ambiente ... 9

Desayuno ... 8

Atención ... 9

Tranquilidad ... 10

Instalaciones ... 7

Jaime Pujadas, abogado de carrera y propietario vocacional del establecimiento, es el primero en despertarse con el trajín de cada mañana. Atusa los flecos de la mantelería, enciende el ordenador de recepción y se agencia en la capital los periódicos del día. Una atmósfera de refinado clasicismo contagia a la clientela desde el bostezo inicial. Huele a maderas nobles, a cera mística, que Rocío, esposa de Jaime Pujadas, se encarga de aplicar. En el pequeño comedor de desayunos, en el salón con chimenea, en la antigua capilla de la familia. En las salas desnudas que algún día albergarán tertulias culturales y exposiciones de arte. El espacio cortés del siglo XVII revaluado por un mobiliario elegante, en gran parte originario de la casa. Retablo comedido de borlas, pompones, pasamanería de forja, trípticos al óleo, vajillas de porcelana... Y esas tapicerías estampadas, esas lámparas de hilo, esas arañas rococó -¡y qué araña, la del salón principal!-, los artesonados de madera labrada, las alegorías pictóricas de nuestra mitología europea... Y, aquí sí justificados por esos techos tan altos, las camas con dosel en las mejores habitaciones del caserío.

Salvo la 1 y alguna que otra más despejada de muebles, las estancias adolecen de cierta angostura impuesta por el antiguo orden de la construcción, solariego aunque sin la menor exigencia de espacio para el baño. Pujadas prevé una próxima ampliación del hotel a 15 nuevas habitaciones en cuanto se recupere de la fuerte inversión realizada en su puesta en marcha. Todas con la misma categoría que las actuales, de porte aristocrático y campestre, que no campirano. Dotadas de un mejor equipamiento cosmético y electrodoméstico. Con los últimos avances para la práctica del teletrabajo.

ALREDEDORES

A UNA HORA en coche se tiene distracción turística asegurada para varios días: Santa María la Real de Nieva, Coca, Cuéllar, Sepúlveda, Turégano, Pedraza, Riofrío, La Granja... Pero la magna exposición de Las Edades del Hombre, en la capital segoviana, aconseja dejar la provincia para otra ocasión y solicitar al propietario del Caserío de Lobones información sobre el evento, una muestra de entrada libre que exhibe tesoros de la imaginería castellana y de autores como Gregorio Fernández o Pedro de Mena. Además, desde el hotel se facilita el transporte gratuito de los huéspedes a los centros de exposiciones. También se ofrece un folleto explicativo de la visita. Después, si queda tiempo, siempre se puede prolongar la jornada bajo el acueducto, la plaza Mayor o el alcázar.

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