Broche negro a un lustro de oro
El Alavés anticipa su descenso con un nuevo desastre ante el Betis
En el Alavés no se lo creen todavía, pero están en Segunda División. El equipo vitoriano descendió ayer por la vía rápida en una tarde en que terminó aplastado por la ley de Murphy. Ya se sabe, si algo va mal siempre puede ir peor. Sólo una sucesión de casualidades podía mandarlo al infierno, y se cumplió. Debía perder en casa con el Betis, un equipo que sólo piensa en la próxima temporada y en cómo rendir cuentas; y también que Osasuna ganara en Valladolid. Pues bien, todo se juntó en una tarde negra, que cerró un lustro mágico en Vitoria: dos participaciones en la UEFA, incluida la final de Dortmund, y el liderato en Primera, hace exactamente 17 meses.
El partido resultó un nuevo desastre para el equipo vitoriano, que se ha desplomado en la segunda vuelta de tal manera que sólo ha ganado un partido en su campo en este tiempo. El Betis acudió con pocas ganas de meter ruido, pero pronto vio que al Alavés le temblaba todo. Cada pase hacia atrás suponía una taquicardia para el graderío, que ya desde el principio conocía el resultado de Valladolid. Txutxi Aranguren no estuvo mejor que sus futbolistas. Dispuso un nuevo esquema con un solo pivote, Luis Helguera, que dejó al Alavés con demasiados jugadores por delante de la pelota, sin posibilidades de tocarla.
ALAVÉS 0 - BETIS 1
Alavés: Dutruel; Karmona (Geli, m. 76), Abelardo, Téllez, Llorens; Helguera; Magno (Rubén Navarro, m. 60), Tomic, Pablo, Iván Alonso; e Ilie (Mara, m. 76).
Betis: Prats; Filipescu, Juanito, Belenguer, Luis Fernández; Joaquín, Assunçao, Ito, Benjamín (Capi, m. 53); Fernando (Cañas, m. 85); y Dani (Arzu, m. 68).
Gol: 0-1. M. 56. Joaquín recibe el balón al borde del área, nadie le encara, así que llega hasta el fondo y centra a Fernando, que libre de marcaje remata a gol.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Filipescu, Ito, Dani, Llorens, Luis Fernández, Ilie y Arzu. Expulsó con roja directa a Téllez (m. 72) por propinar un manotazo a Capi.
17.183 espectadores en Mendizorroza. Víctor Fernández cumplió su partido 200º en Primera División.
Al Betis le dejaron el partido en una bandeja plateada, y la cogió. Pudo adelantarse antes del descanso, pero tuvo que esperar al segundo tiempo, cuando el bochorno de la tarde dio paso a un diluvio muy metafórico. Se hizo la noche en lo climatológico y en lo deportivo para el Alavés. En una nueva jugada de pasividad por parte de los futbolistas albiazules, Joaquín, escondido en un segundo plano todo el día, recogió el balón y le regaló el gol a Fernando. Ya nada cambió desde entonces.
El Alavés, totalmente roto, dejó pasar sus últimos minutos en Primera con tanta entrega como desacierto. Cuando el árbitro señaló el final, el resto desfiló hacia los vestuarios como si nada hubiera pasado. La mayoría del público de Mendizorroza, frío como siempre, se marchó resignado e incrédulo. Parecía un día normal. Sólo lo cambiaron unos pequeños detalles, pero significativos. Karmona y Desio, no otros, fueron los últimos en salir, destrozados. Un pequeño grupo de aficionados también se resistió a abandonar el campo, hasta que unos minutos después Karmona, en solitario, salió a pedir perdón al campo. El capitán volvió a los vestuarios a recoger a sus compañeros y, un buen rato después, por fin se produjo un gesto de asunción del descenso, cuando el público y los jugadores se fundieron en el césped al grito de "el año que viene sube el Alavés". Lo que sí es seguro es que este año ha bajado.
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