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No mojarse

De la camiseta de tirantes al chubasquero, ésta parecía la diferencia más visible de la segunda jornada del Festimad respecto a la primera. La lluvia obligó ayer a los asistentes a protegerse lo mismo con plásticos que con bolsas de basura. Festimad ha traído este año novedades. Una de las más llamativas ha sido la proliferación de cámaras de fotos digitales entre el público. Es una buena manera, además, de ver los conciertos. Cuando la masa de gente no deja ver al artista que actúa, se eleva el aparato electrónico por encima del mar de cabezas y a través de la pequeña pantalla orientable y el zoom, se observa en detalle las evoluciones de los músicos y cantantes.

Cerca de 350 voluntarios han atendido estos días a los casi 40.000 asistentes. Rotaron en turnos de 70 y cada uno conocía muy bien su misión. Apenas ha habido incidentes, más que los típicos desmayos leves, heridas y torceduras. Parecía que había precauciones desde el principio, pues, entre otras cosas, se han visto numerosas mascarillas entre los jóvenes. Pero no era por la neumonía asiática, sino por el polvo que levantaba el trasiego de gente.

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