El "convencido de la paz" que nunca quiso ser otra cosa
"La semana que viene ya nos vemos". Así se despidió Godofredo López Cristóbal el viernes anterior al accidente de su hermano Julio. Nunca había salido de España en misión, pero se presentó voluntario, a sus 52 años, para marcharse a Afganistán. Estaba casado, tenía un hijo y una hija. Pasó casi toda la vida en el Ejército, desde los 21 años. Nunca quiso ser otra cosa. Nació en Valdeolivas (Cuenca) pero adoptó Valencia como tierra propia. Pasó por varios cuarteles de la provincia y, en enero pasado, después de haber meditado sobre el sentido de la misión, dijo sí y se marchó.Desde allí hablaba a menudo con su familia, echaba especialmente de menos a sus hijos. Su hermano Julio no reconoce en Godofredo más afición que la familia y recuerda que durante los cinco meses en aquel país nunca se vino abajo. "Hubo cosas que le resultaron duras, pero siempre encontraba compensación, repetía muchas veces que se sentía orgulloso de lo que hacía, era un convencido de la paz".
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