"Quería estar solo. Que mis padres no me buscaran"

"Quería vivir una experiencia distinta. Estar solo. Que mis padres no me buscaran". Ésa es la escalofriante explicación del joven murciano J.R.P., de 16 años, que el pasado sábado al amanecer asesinó con una espada de samurai a sus padres y a su hermana, afectada por el síndrome de Down. Cuando los policías le preguntaron por qué acabó también con la vida de la pequeña, respondió: "¿Y qué iba a hacer ella sola en el mundo? La maté para que no sufriera". El presunto asesino había previsto su crimen desde hacía días, según declaró a la policía, y se disponía a viajar a Barcelona a conocer a una chica con la que se comunicaba durante horas a través de Internet con la clave Odeim (miedo al revés). Los investigadores rechazan que el joven actuara movido por afición a videojuegos, juegos de rol o rituales satánicos. La noche del crimen durmió vestido y con la espada junto a él. Se levantó a las cuatro de la madrugada y se dirigió a la habitación de su padre, pero dudó y volvió a la cama. Dos horas después volvió a levantarse y le asestó 16 o 17 sablazos. El ruido despertó a su madre y a su hermana, que dormían en la habitación de al lado. Los gritos de "¡Auxilio, Rafael!" de su madre fueron inútiles. Las mató con la espada y las remató con un machete. Metió el cadáver de su hermana en la bañera e intentó hacer lo mismo con el padre, pero renunció y se limitó a meterle la cabeza destrozada en una bolsa de plástico. Se cambió de ropa, cogió 15.000 pesetas, salió de casa, llamó a su amiga de Barcelona y se dirigió en autoestop a Alicante, en donde fue detenido el lunes.