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Reportaje:

Se acabó la letra pequeña

Los caracteres de los contratos de aseguradoras, bancos y cajas deberán tener una altura mínima de 2,5 milímetros

El genial poeta Fernando Pessoa escribió: "No es suficiente no ser ciego para ver los árboles y las flores; es necesario también no tener filosofía alguna; con filosofía no hay árboles, hay ideas tan sólo". Lo dice en Poesías completas de Alberto Caeiro. La Generalitat ha debido de tomar nota de esta idea y ha decidido acabar con la letra pequeña de los contratos, quizá pensando en que, a veces, hay esforzados consumidores que no aciertan a leer su minúscula letra aunque no son ciegos.

Desde septiembre las aseguradoras, los bancos y las cajas de ahorros serán los primeros que tendrán que entregar contratos con un cuerpo de letra mínimo de 2,5 milímetros, algo mayor que el de los caracteres en que está impreso este diario. El director general de Consumo, Josep Tous, explicó ayer que la intención de la Administración es ir extendiendo la medida a todos los sectores. Cataluña será la primera comunidad autónoma en adoptar una disposición de este tipo.

Algunas pólizas están impresas en un cuerpo cinco veces inferior al que fijará la norma

Tous dijo a EL PAÍS: "Hemos querido empezar por las entidades financieras y las aseguradoras porque las operaciones que realiza un consumidor con estas entidades son las más importantes de su vida, tanto en el tiempo como en el importe". El director general aclaró que las entidades que lo deseen podrán seguir imprimiendo los contratos en letra pequeña, pero deberán entregar el mismo texto al cliente en un cuerpo de letra mínimo de 2,5 milímetros. La razón es que, a mayor tamaño, más papel se debe consumir, y no se quiere perjudicar a las entidades obligándolas a hacer varias copias de calco de los contratos con un cuerpo de letra mayor, lo que puede resultar más costoso que entregar una hoja más legible.

La Dirección General de Consumo ha recibido muchas reclamaciones referidas a la letra pequeña de los contratos. Los inspectores de la Generalitat han podido comprobar que existen contratos con un tipo de letra inferior a medio milímetro (cinco veces más pequeña de lo que ahora será obligatorio) cuyo contenido sólo se puede leer tras triplicar su tamaño en una fotocopia. La Generalitat decidió entonces encargar un informe al Colegio de Ópticos, que dictaminó que el tamaño legible para la mayor parte de la población es precisamente de 2,5 milímetros.

La orden del Departamento de Trabajo, Industria, Comercio y Turismo, que en estos momentos se encuentra en fase de consulta pública, obligará también a que la copia del contrato esté escrita en catalán, independientemente de que además esté en otra lengua. Las hojas que entreguen las empresas deberán tener un formato uniforme y un contraste de letra adecuado. Paralelamente a esta iniciativa, la Generalitat también pondrá en marcha una campaña de formación en términos bancarios y de seguros dirigida a todos los consumidores.

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