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LA CRÓNICA
Columna
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El estado de la cuestión

No siempre tiene uno la suerte y la desgracia sincrónicas de vislumbrar el horror. El pasado martes por la noche, envuelta en la oscuridad del auditorio del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) durante la sesión inaugural de OVNI 2003, me vinieron a la cabeza las últimas palabras de Kurtz en El corazón de las tinieblas: "¡El horror! ¡El horror!".

Ignoro lo que sentía el resto del público que seguía las perturbadoras imágenes de los Archivos Babilonia, pero el sepulcral silencio que reinaba en la sala no dejaba de ser un indicio concluyente de la conmoción general. Tampoco sabría decir cuál de los vídeos resulta más espantoso y devastador. Baste señalar que estuve en un tris de abandonar la sala durante la proyección de Gunship Anaconda Target, un documento de origen supuestamente militar donde asistimos a la destrucción real de objetivos militares y civiles durante la guerra de Afganistán. El target ofrece la visión cenital de un lugar donde hay coches y diversos edificios, entre ellos, según nos informan las voces de los militares a cargo de la misión, una mezquita. Caen misiles, algunos vehículos arden en llamas. Vemos huir a varios hombres. Las voces no tardan en informarnos de que deben ser eliminados. Asistimos al seguimiento, los vemos correr o arrastrarse por el suelo hasta que los misiles hacen impacto. A diferencia de la narrativa breve, donde a menudo nos aguarda una sorpresa final, aquí el desenlace resulta de lo más previsible. Cuando los han liquidado a todos, oímos los alegres comentarios de uno de los militares, que afirma estar divirtiéndose de lo lindo: "Cómo mola esto, tío. Mucho mejor que desplumar pollos en mi granja de Kentucky". Además, como todos los vídeos se exhiben con subtítulos, no hay manera de perderse ni un solo diálogo. El target de autos fue ampliamente difundido por Internet a finales de 2002 y es localizable en www.newsfrombabylon.com.

Si quieren saber qué clase de mundo se nos avecina a poco que nos crucemos de brazos, no se pierdan OVNI 2003

Por suerte, conseguí resistir heroicamente a la tentación de ahuecar el ala, dura de pelar que es una. Será que el master de Cómo mirar de frente a la obscenidad sin parpadear en el que me matriculé para sobrevivir al resultado de las últimas elecciones ya está dando sus frutos. Y como siempre que una resiste heroicamente, hubo premio, porque después del edificante target hubo ocasión de ver vídeos promocionales de reclutamiento del Ejército de EE UU que componen un discurso de un fanatismo tan aterrador como inverosímil. De hecho, acostumbrados a los modales más sinuosos, ambiguos y sofisticados de la publicidad que nos trabaja a diario el subconsciente por estos pagos para que compremos esto o lo otro, el discurso directo y frontal de estos clips del ejército estadounidense quitaría el hipo al más pintado. La cosa podría resumirse así: si todavía te cagas en los pantalones, no te unas a nosotros; si no estás dispuesto a dejarte la piel en la defensa de tu país (y, por extensión, del Eje del Bien), no te unas a nosotros. Pero si tienes las gónadas en su sitio y quieres convertirte en la pieza de un engranaje que te acogerá como a uno más y combatirá implacablemente el terrorismo que amenaza nuestros valores y a nuestros niñitos inocentes y bla bla bla, únete a nosotros. Todo ello sazonado con ingredientes destinados a excitar el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a promover el miedo y la paranoia duradera. Y con una sorprendente ausencia de matices.

La programación de OVNI 2003 consta de dos vertientes: por un lado, están los Archivos del Observatorio, una serie de vídeos de autor y documentales independientes procedentes de los lugares más diversos que ofrecen miradas sobre el mundo tan heterodoxas como dispares. Por otro tenemos los Archivos Babilonia, un proyecto de arqueología mediática contemporánea que persigue una exhaustiva compilación de documentos preexistentes que, sacados del contexto en que fueron creados y exhibidos, configuran una especie de antología siniestra del Imperio. Los fundadores de OVNI (Observatori de Vídeo No Identificat), responsables de los dos archivos de imágenes, son Joan Leandre, Toni Serra y Rosa Llop, un microcolectivo de videoartistas con voluntad de permanecer al margen de la industria cultural y que, desde su creación hace ya una década, se las ha ingeniado para organizar a lo largo y ancho del planeta una extensa red de colaboradores que les proporciona material. La idea es ofrecer una base permanente de documentos que faciliten una conciencia de la cultura contemporánea crítica y con juego de piernas y recuperar así el carácter subversivo que tuvieron en los albores los festivales de videoarte. Acabadas las sesiones públicas de OVNI 2003, que tendrán lugar hasta el 31 de mayo, de 18.00 a 24.00, las obras serán consultables en formato DVD CD-ROM en el CCCB, con cita previa (ovni-archives@desorg.org).

"Cuando, en Estrasburgo, pasamos por primera vez imágenes de los Archivos Babilonia", cuenta Toni Serra, "se produjo un silencio tan brutal entre el público que empezamos a sentirnos fatal pensando si no estaríamos contribuyendo a clonar y a propagar un discurso infecto. Después de todo, se trata de un material radiactivo y vírico. Pero enseguida la gente nos dijo que aquello estaba muy bien y nos dimos cuenta de que estábamos ofreciendo un catálogo de violencias".

En fin, si quieren ustedes saber qué clase de mundo se está gestando y se nos avecina a poco que nos crucemos de brazos, no se pierdan OVNI 2003. Emociones fuertes garantizadas, depresión incluida.

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