Bono y Zapatero se disputan el liderazgo del PSOE tras fracasar los intentos de pacto
La mayoría de los delegados aprueban la elección del secretario general en una única vuelta
José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero se disputan el liderazgo del PSOE para los próximos años en el congreso federal, que se abrió ayer con una fuerte autocrítica del presidente de la comisión política por el funcionamiento del partido durante los últimos años. Los numerosos intentos protagonizados por varias federaciones durante toda la jornada de ayer para que se llegara a un pacto entre Bono y Zapatero habían fracasado y a primera hora de la madrugada se daba por seguro que ambos medirán sus fuerzas en la votación que los 998 delegados realizarán esta tarde. Tanto los partidarios del presidente castellano-manchego como los del diputado leonés se atribuían anoche una mayoría suficiente como para poder ganar hoy la secretaría general.
A lo largo de la jornada inaugural del congreso, las principales federaciones del PSOE, y principalmente la andaluza y la catalana, intentaron un acercamiento entre José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero que permitiera que el secretario general que salga hoy elegido lo fuera con una mayoría suficiente. El fracaso con el que se saldaron estos intentos reduce, si no se produce un cambio de última hora a lo largo de la madrugada o la mañana de hoy, la posibilidad de acuerdos a la formación de la ejecutiva. Esta situación mantiene a los delegados con la incertidumbre sobre qué opción tomar cuando a primera hora de la tarde de hoy se abran las urnas, toda vez que las federaciones han dejado libertad de voto. El congreso socialista se abrió con un duro alegato del presidente de la comisión política, Manuel Chaves, en el que achacó la profunda crisis que atraviesa el partido al continuo cambio de liderazgo que se ha producido desde que perdieron las elecciones de 1996. "A partir del domingo no cabrá excusa: a hacer oposición", remachó. Chaves cuestionó también el haber optado por el sistema de elección directa de los militantes para los cargos electos, las primarias, sin que se hubieran previsto todas las consecuencias, como la bicefalia y las luchas de legitimidad entre los cargos orgánicos. El primer gran asunto que tenía que dilucidar el congreso, el sistema de designación del nuevo secretario general, se cerró con la aprobación de la propuesta realizada por la comisión política: la elección en una única vuelta. La decisión se realizó en una votación a mano alzada. A ello se opusieron las candidatas Rosa Díez y Matilde Fernández, que preconizaban una segunda vuelta y que intentaron, sin conseguirlo, que la votación fuera secreta. El congreso aceptó continuar con las elecciones primarias, pero pospuso su desarrollo a una conferencia del partido que se celebrará en el plazo de un año. Díez ha sido la máxima defensora de que los socialistas continúen con el sistema de primarias.
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