El futuro de los mercados

Poco había ayer del ajetreo que suele registrar el Mercado Central de Valencia a finales de semana. Los miércoles son días tranquilos, comentaba ayer una vendedora de hortalizas. Su parada, contagiada de la frescura del género que oferta, es una de las alrededor de 400 de este mercado municipal. En la parte exterior, el comercio había preparado pedidos de clientes para su reparto a domicilio, uno de los servicios que ofrece el mercado. Servicio que un estudio realizado por la consultora Instituto de Iniciativas Comerciales sobre la situación que atraviesan los mercados municipales valencianos considera importante para fidelizar clientes y atraer a nuevos consumidores en un momento en el que los cambios de hábitos (que suponen, por ejemplo, un descenso en el gasto en alimentación que se prevé que continúe) arrastran una transformación de los formatos y las fórmulas en el sector del comercio. El trabajo se ha realizado en los mercados centrales de Alicante, Castellón, Valencia, Elche y el de Sant Roc de Alcoi a través de 1.500 encuestas a clientes y pretende pulsar su situación y tendencias.

El informe arranca con la consideración general de que los mercados valencianos (en 1998 había 168, según datos oficiales) son una fórmula "competitiva y con futuro en mayor medida que en el conjunto de España" y con un reconocimiento al esfuerzo inversor realizado por las distintas administraciones en las últimas décadas. La buena ubicación y fácil accesibilidad o el trato personal, son algunas de las fortalezas de esta fórmula. Luces que no evitan la existencia de sombras. El estudio identifica algunos puntos débiles: puestos de pequeñas dimensiones que en ocasiones no permiten una buena exposición de la mercancía, instalaciones "de manera general" con deficiencias, falta de complementariedad de una oferta muy centrada en el producto en fresco y necesidad de atraer a una clientela más joven.

En todos estos puntos hay excepciones y así, por ejemplo, el último de ellos se matiza en el caso del Mercado Central de Valencia, donde el informe identifica una clientela "más joven" que en la media por su "amplitud de oferta y servicios". Una situación que ayer se dejaba entrever en los pasillos del Mercado Central de Valencia. Elvira, de 36 años, explicaba que suele acercarse a comprar en la media hora de descanso que tiene por la mañana en su lugar de trabajo. En su decisión valora la capacidad de "elegir", la "calidad" y los buenos precios de los productos. Miguel Ángel, también de 36 años, es otro cliente habitual. Vecino del barrio y entusiasta del mercado, para él las ventajas de esta fórmula son "todas": calidad, buenos precios y trato humano. "La verdad es que no le falta nada", resume. El cliente más joven, en cualquier caso y según el parecer de algunos comerciantes, se concentra más a finales de semana, sobre todo los sábados, acabada la semana laboral.

La adaptación de los mercados municipales a las necesidades actuales se considera básica para garantizar su vitalidad. El informe, por ello, menciona la importancia de generalizar la introducción de nuevos servicios al cliente y de ampliar la oferta. También explica que mercados de Madrid, Cantabria o el PaÍs Vasco ampliaron hace años el horario de apertura, decisión que sóla no se ha demostrado como "suficiente" para garantizar la pervivencia de los establecimientos. Una idea que algún cliente consultado ayer en el Mercado Central vería con buenos ojos pero que es de difícil aplicación en la actualidad para los vendedores, cuya jornada empieza en algún caso hacia las 2.30 de la mañana con la compra de género y a los que el negocio no les permite contratar personal.