Fracasan dos intentos para rescatar a los marinos rusos hundidos en el Ártico

El temporal sobre el Ártico, las fuertes corrientes marinas y la excesiva inclinación del submarino nuclear ruso accidentado Kursk hicieron fracasar ayer dos intentos, uno a media tarde y otro durante la noche, para rescatar a los 116 tripulantes del sumergible, que se encuentra varado en el fondo del mar de Bárens. El siniestro se produjo el sábado, según revelaron ayer fuentes de la Armada de Noruega, y no el domingo, como informó inicialmente Moscú, lo que agrava la situación. Mientras el oxígeno empezaba a escasear a bordo del Kursk, la Marina de Guerra rusa proseguía anoche las operaciones de salvamento, en las que participaban más de 30 navíos. A más de un centenar de metros de profundidad, los marineros y oficiales del submarino aguardaban a que dos minisumergibles se acoplen a sus escotillas para poder ser evacuados en grupos de 20 personas. Rusia dispone de 11 naves de este tipo. Pero si los sumergibles de evacuación no pueden cumplir su misión, los mandos de la Marina rusa se plantean acoplar gigantescos flotadores inflables al submarino para intentar reflotarlo. El único medio de comunicación de la tripulación hundida con la superficie siguen siendo el lenguaje Morse por medio de golpes de martillo en el casco del Kursk. "La señal de SOS se está debilitando", declaró un portavoz de la Marina rusa. "Es evidente que el oxígeno escasea y que los tripulantes se ven obligados a tumbarse para conservar el poco aire que les queda". Ante las dificultades que plantea el rescate y lo desesperado de la situación, las autoridades rusas solicitaron ayer ayuda a la OTAN, informó el Pentágono. Hoy está previsto que una delegación de almirantes rusos se desplace a Bruselas para estudiar fórmulas de cooperación.