El escolta se pasa a la política

El aspirante del PSOE a la alcaldía de la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor acaba de empezar a vivir la política en primera persona, pero tiene muchos años de rodaje privilegiado a sus espaldas. Juan Escámez, de 46 años, era hasta hace unas semanas el jefe de seguridad de la Junta de Andalucía.

Siempre pegado al presidente, Manuel Chaves, ha escuchado cientos de mítines, ha participado en grandes campañas electorales, conoce como pocos los entresijos de la prensa, de los viajes institucionales, el calor de los adeptos y el rechazo de los hostiles. "¡Quién me iba a decir a mí que iba a acabar aquí metido!", advierte como si todavía él mismo estuviera sorprendido. "Pero me he envenenado viviéndolo de cerca", asegura Escámez.

Su carrera política es tan corta como meteórica. Se reconoce veterano simpatizante socialista y miembro activo del sindicato policial; su abuelo fue concejal socialista de Sanlúcar en 1936, y su tía fue candidata en las elecciones de 1979, en una lista en la que también figuraba el hermano de Escámez. "Pero yo me hice funcionario y me mantuve al margen de la política".

Hace cuatro años decidió afiliarse al PSOE y a los pocos meses era ya el secretario de la agrupación local de esta localidad del Aljarafe de algo más de 11.000 habitantes. "Cuando llegué, la agrupación era una cueva, nadie se acercaba allí. Ahora, tenemos sede nueva y paso consulta todos los días", asegura. "La gente va allí a pedir ayuda. Nos hemos convertido en un servicio público", dice Escámez, que el pasado año saltó ya a los medios de comunicación cuando el falso espía de Juan Manuel López Benjumea lo implicó en el supuesto seguimiento al ex presidente de Caja San Fernando.

Encuestas favorables

En Sanlúcar, donde el PSOE gana por mayoría absoluta las elecciones generales y autonómicas, los socialistas no mandan en el Ayuntamiento desde 1936. El alctual alcalde, Eustaquio Castaño, del PP, lleva 16 años en el cargo, aunque hasta las elecciones de 1999 se presentaba como independiente. Las encuestas que corren por Sanlúcar vaticinan esta vez un cambio radical de escenario político.

"El pueblo estaba adormecido. Todos los pueblos de alrededor han experimentado un gran desarrollo socioeconómico en los últimos años, pero nosotros estamos anclados", se lamenta Escámez. Ahora parece que los vecinos quieren despertar. El pasado año el pueblo se movilizó por la reforma del PER y hace unos meses una manifestación por primera vez las calles de Sanlúcar. "Dos mil personas protestaron en contra de la guerra, es algo histórico, y el PSOE estuvo encabezándolo", cuenta con orgullo.

A pesar de su inexperiencia como líder político, dice que hasta él se sorprende de su soltura. "Me pongo ante un atril sin un papel y hablo con el corazón", explica. "No me preparo nada. Le pregunto al público de qué quiere que hable y por ahí empiezo. Luego ya no me calla nadie", afirma. Ya ha dado tres mítines y aún le espera el cierre de campaña, el próximo jueves, que contará con la presencia de la secretaria federal de Igualdad, Micaela Navarro, y del secretario provincial de los socialistas, Luis Navarrete, amigos personales del candidato.

Sus contactos institucionales, reconoce, son un valioso apoyo para su campaña. Por Sanlúcar han pasado o van a pasar altos cargos políticos del PSOE andaluz, varios consejeros y el propio Chaves, que estuvo apoyando al candidato la pasada semana. Del presidente dice haber aprendido muchas de las cosas que ahora está poniendo en práctica. "Sobre todo su entrega a los demás y su amor por Andalucía", cuenta.

Cuando decidió ponerse al frente de la candidatura de Sanlúcar, Chaves le dio varios consejos: "Que trabaje con ilusión y escuchar siempre a todo el mundo. Que no sea mi proyecto, sino que yo dé forma a lo que piden los ciudadanos", afirma Escámez, quien asegura que su nueva vocación política es sólo un "paréntesis" su vida profesional. "Quiero transformar mi pueblo. Dejarlo con peno empleo y siendo la capital del Aljarafe. En cuanto lo consiga, lo dejo. Y va a ser en breve" advierte.