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Reportaje:PERSONAJES

Sigue la maldición

Yubero, considerado en su día el sustituto de Arconada y ahora en el Torredonjimeno, deja el fútbol por un cáncer de hígado y pancreas

El primero fue Molina, el portero del Deportivo, quien sorprendió a todos anunciando que padecía un cáncer testicular. Ya se ha rehabilitado totalmente. El segundo fue el Mono Burgos, el guardameta del Atlético, que hizo público el tumor maligno que se le había alojado en un riñón. Está en fase de recuperación, después de que el 1 de marzo se sometiera a una intervención quirúrgica. Ahora quien sufre una enfermedad similar es Yubero, aquel chaval al que se le cargó el peso excesivo de heredar la portería de Arconada en la Real Sociedad y que ahora, a sus 31 años, debe enfrentarse a un cáncer de hígado y páncreas.

Él, en la nómina del Torredonjimeno, un modesto club jiennense de Segunda B, no ha tenido la suerte que sus colegas de posición porque ha necesitado meses hasta saber exactamente el origen de sus dolores. Todo comenzó en febrero, con unas molestias en el costado, un lugar especialmente delicado para un portero. Por aquel entonces se había asentado en la titularidad, después de haber llegado en diciembre desde el Lanzarote. Visitó el hospital de Jaén, y allí entendieron que se trataba de piedras en la vesícula biliar, así que se la extrajeron.

El último partido de Yubero fue el 16 de febrero, en Mérida, "el último día que ganó el equipo", recuerda su entrenador, Ramón Blanco. Pero al portero no le desaparecieron los problemas.

"Llegó un momento en que no veían la solución", recuerda el hermano de Yubero, Carlos. "Le pusieron en lista de espera, pero vimos que no avanzaba". Su estado físico siguió deteriorándose y entonces, él y su familia decidieron consultar nuevas opiniones en un hospital de San Sebastián. El dolor seguía. Tras un mes y medio de pruebas, por fin ha conocido el diagnóstico: células cancerígenas en el hígado y páncreas. Lo ha sabido esta misma semana. "Creía que le conocía", dice su hermano Carlos, "pero nos ha sorprendido. Ha reaccionado con una enorme entereza. Está bien anímicamente". Ramón Blanco, su técnico en el Torredonjimeno, le vio "muy mal aspecto la última vez visitó a sus compañeros de Torredonjimeno: 'Le dijimos que ese partido tiene que jugarlo él solo. Y lo tiene que ganar".

Los médicos le han dado esperanzas de que podrá recuperarse. La semana próxima deberá someterse a nuevas pruebas para buscar el tratamiento idóneo. De momento, es muy posible que deba someterse en breve a sesiones de quimioterapia. También han intentado preparar a Yubero ante la posibilidad de que no vuelva a los campos de fútbol. Aunque ésa no es ahora su prioridad, los precedentes en su gremio le pueden animar. Molina y Burgos están demostrando que se puede vencer a la enfermedad.

Yubero no ha sido nunca un portero con suerte. Ha invertido toda su carrera buscando un equipo donde encontrar un puesto estable. Su peregrinaje le ha llevado a diez clubes distintos. Comenzó en la Real Sociedad. Jugador de aspecto introvertido, a pesar de que se mantuvo en la titularidad durante toda una temporada, el público de la Real Sociedad siempre sospechó de él. Hasta que un buen día John Toshack lo sentó en el banquillo para dar la oportunidad a un joven Alberto. A raíz de aquello, ha desfilado por media España: Betis, Éibar, Rayo (todos ellos en Segunda), Amurrio, Zamora, Lanzarote y Torredonjimeno, en Segunda B.

En Jaén quieren animarle en la medida de sus posibilidades. Sus compañeros han decidido aparecer todos con su nombre grabado en la parte trasera de las camisetas en el partido de este fin de semana contra el Cacereño. "Si somos capaces de ganarlo, se lo dedicaremos", había anticipado el entrenador del Torredonjimeno. Pero no pudo ser, el equipo de Yubero cayó por 1-3 y descendió a Tercera. La pelea del guardameta vasco es otra muy diferente.

Yubero, en su etapa de jugador del Rayo Vallecano.
Yubero, en su etapa de jugador del Rayo Vallecano.AS

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