Un meteorito hacia el poder
La cuñada de Aznar aspira a renovar su escaño de edil en la capital al presentarse como número tres en la lista de su partido
El apellido Botella significa, tanto en Madrid como en Córdoba, ascensión meteórica en el terreno político. Esa escalada se ha acentuado en el caso andaluz con María Jesús Botella Serrano (Madrid, 1962), que inició su militancia en el PP en 1993. Diez años después es presidenta del partido en Córdoba, portavoz de su grupo en la Diputación, donde tiene un despacho que más de uno querría para sí, y repite como aspirante a concejal en el número tres de la lista que encabeza Rafael Merino. Ya lo firmaría con los ojos cerrados más de un militante concienzudo.
Sus adversarios políticos consideran excesiva esta trayectoria, sobre todo vistas las circunstancias de su escalada al trono del PP en Córdoba, que se produjo después de un golpe de mano de su partido con la destitución de Enrique Bellido, ex dirigente del PP en la provincia y que no contaba con los avales con que María Jesús Botella cuenta. Los mismos adversarios que se sorprenden por su rápida ascensión no dudan en elogiar su esfuerzo para adaptarse a un terreno que le era ajeno hasta hace poco y del que incluso no quería oír hablar hasta que el PP, es decir José María Aznar, llegó a la Moncloa, según apunta alguien que ha trabajado con ella en la dirección provincial del partido.
Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y séptima en ver la luz en una familia de 13 hermanos, no llegó a ejercer la abogacía y dejó las labores del hogar para dedicarse a la política en la provincia de donde procede su familia, oriunda de Carcabuey, municipio de la Subbética cordobesa. Otro de los reproches sobre su llegada a posiciones de responsabilidad en el partido es que en 1996 entró como secretaria general en Córdoba, un cargo que nunca fue remunerado hasta entonces.
Un concejal del PP en Córdoba asegura que lleva muy bien eso de ser cuñada del presidente español, que no lo tiene muy subido y que nunca utiliza su posición, algo de valorar. No opinan lo mismo otras personas que han tratado con María Jesús Botella en la etapa de ascensión meteórica cuando, según cuentan, no dudaba en usar el teléfono ante cualquier adversidad. Ella prefiere guardar silencio.
Una de las misiones de María Jesús Botella cuando entró a dirigir el partido en plena crisis, y tras la destitución de Bellido, fue la de cicatrizar heridas, algo que desde su partido se considera logrado. No obstante, en los meses más cruentos de la guerra contra Irak, algunos militantes se dieron de baja del PP al hilo de la renuncia del ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel. El sentimiento de los que dejaron el partido se debatía entre la oposición al conflicto bélico y la rebeldía ante la limpieza que se produjo en el seno provincial del PP, que anduvo en manos de una gestora hasta que en diciembre pasado María Jesús Botella tomó el mando.
Tampoco tiene fácil su segunda tarea, la de recuperar la alcaldía de Córdoba tras el paso de la coalición entre José Mellado y Rosa Aguilar. Al menos así lo refleja la mayoría de las encuestas de los medios de comunicación, salvo una publicada recientemente por Abc. Conseguidos o no sus objetivos en Córdoba, lo cierto es que a nadie, incluso a gente de partidos rivales, se le ocurre toserle a María Jesús Botella, a quien se le tiene un respeto poco convencional.
Según señala la persona que ha trabajado con ella en la dirección provincial del partido, su gran aspiración es volver a Madrid enfrascada en las listas para el Senado. A pesar de establecer su residencia habitual en Córdoba desde 1986, nadie podría atisbar en ella la cadencia vernácula de las vocales abiertas y sí vería claramente un acento propio de más allá de Despeñaperros, donde acude con frecuencia a visitar a la familia.
Quienes han tenido que tratar con María Jesús Botella, tanto en su mismo bando como en el contrario, deducen un marcado carácter ambicioso y no dudan de que tarde o temprano sus pasos le llevarán a latitudes más altas. Ella prefiere no hacer declaraciones a este diario. El tiempo dará o quitará la razón a quienes piensan que Córdoba no es más que el lugar desde el que se tensa la catapulta de una carrera meteórica hacia Madrid.
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