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Crítica:FERIA DE SAN ISIDRO | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La casta, ¡ay la casta!

Antonio Lorca

Andaba Manolo Martínez muy afanoso tratando de llevar a su primer novillo al caballo cuando, en el último recorte, resbaló y cayó en la arena. El animal lo vio por el rabillo del ojo, se volvió como una exhalación, y lo buscó con rabia desatada. El chaval de Córdoba dijo aquello de pies, para qué os quiero, y corrió como un gamo. Pero lo alcanzó, vaya que si lo alcanzó, y lo volteó sin compasión.

Acababa de salir el tercero, un bueno mozo con pitones como alfileres, y Cortés se dispuso a capotearlo. El animal se fijó el corbatín y no se lo quitó de milagro. El susto fue de órdago.

Así se las gastaron los novillos de ayer. Todos derrocharon casta y acudieron a los caballos con mayor o menor genio, a excepción del cuarto, muy fijo y con pujanza. Ninguno se dejó capotear y todos presentaron muchos problemas en la muleta. Presos de insoportable sosería, se paraban a mitad del muletazo y decían a usted lo conozco yo de algo, y ese usted, novillero a la sazón, debía actuar con rapidez y retirarse del encuentro porque la cogida se presagiaba inminente.

La Quinta / González, Cortés, Martínez

Novillos de La Quinta, bien presentados, encastados, sosos, deslucidos y parados en el tercio final; bravo el 5º. Luis González: casi entera tendida y un descabello (silencio); estocada caída (algunos pitos); pinchazo y casi entera (silencio). Salvador Cortés: estocada trasera (algunos pitos); estocada caída (silencio). Manolo Martínez: media estocada y un descabello (silencio). Enfermería: Manolo Martínez sufrió herida por asta de toro en el tercio superior de la cara posterior del muslo derecho con una trayectoria ascendente de 12 centímetros, sin afectar a los músculos de la zona. Luxación de hombro derecho. Pronóstico menos grave. Plaza de las Ventas, 12 de mayo. 1ª novillada de feria. Tres cuartos de entrada.

Vaya por delante que los novilleros estuvieron mal, pero los novillos no merecieron el favor recibido del público. La casta debe llevar implícita la codicia y una buena dosis de bravura y nobleza para que sea posible el arte de torear. Y esos novillos de sangre Santa Coloma ni fueron bravos, a excepción del cuarto, ni conocieron en su vida la nobleza; sólo muchos pies y picante agresivo.

Claro que, por otro lado, estos novilleros de hoy no están preparados para novillos de este tipo. A ellos les enseñan a torear a un novillo artista, pero no a un desaborío con mala uva. Pero, ¿acaso algún destacado miembro del escalafón de matadores actual hubiera triunfado con estos novillos? Quede la duda en el ambiente y la sospecha de que todos huyen de hierros de este tipo como gato escaldado.

Lo cierto y verdad es que los chavales pasaron un mal rato y, lo que es peor, echaron un borrón sobre sus incipientes carreras. Los tres son valientes y a fe que se dejaron llegar los astifinos pitones hasta las mismas taleguillas. Ninguno de ellos es un exquisito, y eso también se nota. A veces, demasiado, y ése sí que es un problema. Sobre todo, cuando el tendido aplaude emocionado a los novillos y el torero mira hacia arriba incrédulo y con cara de no entender nada.

Luis González tuvo que matar tres novillos por la cogida de Martínez y sólo pudo decir que está placeado, que maneja con soltura el capote a la hora de bregar y que se gusta poco con la muleta en la mano. Dio muchos pases, como es habitual en la novillería andante, y ninguno bueno, lo cual también es pecado general. No se coloca bien, desplaza los novillos hacia afuera y su toreo es mudo. Sus novillos, también es verdad, una birria de marca mayor.

Valiente de verdad es Salvador Cortés. Se ciñó por gaoneras muy ajustadas en el que abrió plaza y por chicuelinas en su primero. Con la muleta no conoce la exquisitez, pero destacó en una tanda de naturales a pies juntos, y en el inicio de faena al quinto, al que recibió en los medios, derecho como una vela, con un emocionante pase cambiado. A ambos los mató por derecho, con enorme fe, aunque la espada cayera defectuosa en ambos casos.

Y Manolo Martínez poco pudo hacer, más que aguantar en el ruedo tras la paliza del listo que lo persiguió con saña. Muy andarín y soso en el tercio final, no permitió descubrir si en Martínez hay o no torero para el futuro.

Y dos apuntes artistas: los subalternos Curro Javier y José Chacón saludaron tras unos emocionantes pares de banderillas. El picador José M. Romero hizo bien la suerte ante el cuarto.

Si los toros actuales derrocharan la casta agresiva de ayer, el escalafón trabajaba en los albañiles. La casta, ¡ay la casta!

Manolo Martínez, en el momento de ser cogido por su primer toro.
Manolo Martínez, en el momento de ser cogido por su primer toro.MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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