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Ritmo ágil, mucha agua y paisajes sorprendentes

Mariano Escolano, Julio Azcárate, Juan Díaz y Gustavo Sarrión no dejan de bromear a lo largo del viaje que realizan por el corazón de La Alpujarra. Sarrión, de 50 años, se mareó en el autobús que llevaba al grupo hasta Órgiva. Y Azcárate, de 80 años, se quejó a los demás: "¿Véis? ¡Esto nos pasa por venir con niños a la excursión".

Dicen que sus familias los han dejado por locos imposibles. Azcárate cuenta otra anécdota de su mujer, también con 80 años. "Yo llevo un teléfono móvil, pero ella nunca me llama. Cuando yo la telefoneé y me quejé de que no me llamaba, me dijo: pero ¿cómo te voy a llamar, si no sé dónde estás?"

Los consejos que dan los cuatro excursionistas para aquellos que quieran emularlos son concisos y directos: llevar un calzado muy cómodo, al que uno esté ya habituado, y tener abundante agua siempre a disposición.

"Puede faltar la comida, porque el hambre se aguanta con facilidad", dice Juan Díaz. "Pero el agua no puede faltar nunca". Lo dice a la sombra de un árbol que los protege de un sol de plomo que se abate sobre La Alpujarra. Luego habla del ritmo que ha de tener la marcha.

"Debe ser un ritmo ágil, alegre", explica. "Porque si no, te desanimas viendo que jamás alcanzas un lugar. Siempre hay que llevar un buen ritmo". Los cuatro amigos coinciden, sobre todo, en la cantidad de cosas de interés que aprenden con sus viajes literarios. "Sobre todo la gente", dice Gustavo Sarrión. "Hemos encontrado gente maravillosa y paisajes sorprendentes".

Su viaje hasta Yegen también tiene un motivo: pretenden regalarle a su Ayuntamiento una placa de cerámica como homenaje a Gerald Brenan. "Es como una especie de donativo que nosotros queremos hacer al pueblo", comenta Sarrión.

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Aseguran que los viajes que hacen son muy enriquecedores para ellos, porque los acerca muchísimo más, y de una forma más viva, a la lectura de libros. "Un día", recuerda Juan Díaz, "durante el viaje a La Alcarria estaba leyendo un pasaje que hablaba de un lugar, de unas cercas, con pastores y ovejas, alcé los ojos del libro y allí estaba el pasaje, estaban las cercas, los pastores... Fue increíble".

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