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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El calendario del PP

Soledad Gallego-Díaz

A sólo cuatro semanas de las elecciones, el Partido Popular y el Partido Socialista afinan sus campañas. El PP ha diseñado una estrategia para intentar enterrar el debate sobre la guerra en Irak y demostrar que ha vuelto a tomar la iniciativa en el escenario interior. Pero, sobre todo, los expertos del PP han aconsejado una urgente movilización de los propios militantes para que afronten la campaña con mejor ánimo y con instrucciones claras. "Ha habido un cambio en los análisis de opinión y nuestro electorado ya no mete en la casilla no sabe / no contesta en los sondeos", mantiene un alto cargo popular.

Por el contrario, el PSOE está convencido de que la realidad es muy distinta y los electores están hartos del PP. Los sondeos, aseguran, reflejan una situación muy diferente de la que el PP quiere hacer creer. Los populares intentan animar como sea a sus seguidores, pero la preocupación interna sigue siendo muy grande, afirman.La desconfianza provocada por el decretazo, el Prestige y la guerra no se va a desvanecer en quince días de intensa propaganda. José Luis Rodríguez Zapatero es uno de los más firmes convencidos de este análisis y quien más tranquiliza a los que reclaman una mayor actividad del partido socialista. El dirigente del PSOE sólo ha cedido en parte frente a quienes se quejaban de su poca presencia internacional. En pocas semanas, el PSOE será el anfitrión de dos importantes reuniones: primero, los dirigentes socialistas europeos y, más adelante, la Internacional al completo. ¿Asistirá Tony Blair a las dos reuniones? La ejecutiva socialista afirma que lo ignora.

El PSOE está convencido de que el PP no logrará hacer desaparecer el enfado provocado por la huelga, el 'Prestige' y la guerra en 15 días de propaganda electoral

Populares y socialistas coinciden en una única cosa: el resultado de las elecciones del 25 de mayo tendrá consecuencias "colaterales". El presidente del Gobierno aspira a decir que las elecciones han convalidado su política exterior; el PP aspira a decir que ni en su peor momento el PSOE ha sido capaz de barrerlo, y los socialistas aspiran a enseñar un escenario nuevo, con más de 500.000 votos de diferencia a su favor en el conjunto de España. "El PSOE no gana las municipales desde 1993", recuerda un dirigente socialista, "y será Zapatero quien invierta esa tendencia".

Muchos dirigentes del PP reconocen en privado que el 25 de mayo se conformarían con un resultado agridulce. En caso de catástrofe (es decir, si se pierde Madrid, Valencia o Castilla y León, o por una diferencia de más de medio millón de votos), saltarían las alarmas y sonarían muchas voces proponiendo al presidente del Gobierno la designación inmediata del sucesor. En ese caso, Rodrigo Rato sería el mejor situado. "Pero cuanto más normal sea todo y más se cumplan las fechas previstas, más posibilidades tendrá Mariano Rajoy", asegura un diputado que se considera cercano al vicepresidente gallego y que está seguro de que es "un valor ascendente".

Si el resultado del 25 de mayo fuera soportable, muchos en el PP creen que Aznar mantendría su calendario y esperaría hasta septiembre para nombrar sucesor. El presidente del Gobierno, insinúa un importante ex dirigente popular, "está atrapado" por su papel internacional y no es probable que ceda protagonismo ni un día antes de lo necesario.

Comer cada 15 días

"El presidente no ha hablado con ninguno de los candidatos de cambiar fechas", asegura un miembro del equipo de La Moncloa. Si puede, Aznar se mantendrá "hasta el final", coincide un diputado de origen democratacristiano. Desde su punto de vista, "nada ha cambiado en el proceso de sucesión desde antes de la guerra" y "no hay razón para precipitar las cosas".

Ninguno de los tres vicesecretarios del PP (que ahora comen juntos, invitados por Javier Arenas, una vez cada 15 días en lugar de una vez al mes) se considera fuera de la carrera. "Son otros los que están haciendo cábalas, pero nosotros no hemos intercambiado una sola palabra sobre este tema", asegura uno de los tres posibles sucesores de Aznar. "El orden de los vicepresidentes del Gobierno es: primero, Rajoy, y segundo, Rato, pero dentro del partido hay tres vicesecretarios que son iguales y, en todo caso, el orden sería distinto: primero, Rato; segundo, Rajoy, y tercero, Mayor", afirma, casi crípticamente, otro de los candidatos.

En lo que los tres están de acuerdo es en que los descartados querrán defender un máximo de influencia en el PP. Y el elegido necesitará todos los apoyos internos posibles. Cualquiera que sea el candidato, lo primero que tendrá que hacer, en octubre de 2003, quizá recién nombrado, será afrontar unas elecciones catalanas en las que el PP sufrirá probablemente un descalabro. Las expectativas son tan malas, reconoce un diputado popular, que hasta Josep Piqué, que se siente atrapado por un futuro poco brillante, todavía no ha anunciado si será el candidato a la Generalitat.

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