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De Palacio apela a la financiación privada para activar el transporte

La UE no completará hasta 2020 las infraestructuras terrestres

La Unión Europea atraviesa serios problemas financieros para poder concluir en 2010 las obras de las grandes infraestructuras de transportes transeuropeas. Los Estados miembros dedican hoy menos de un 1% de su producto interior bruto a estos proyectos. La Comisión Europea advierte de que al ritmo actual todo se retrasará hasta 2020 como mínimo. Ante ello, la comisaria Loyola de Palacio insiste en que es necesario implicar más al sector privado en estas inversiones para suplir la insuficiencia de fondos públicos.

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El Consejo europeo de Essen estableció hace casi una década 14 proyectos "prioritarios" en el ámbito de las infraestructuras de transportes que debían llevarse a cabo para dotar a la UE de una red transeuropea que vertebrará el mercado interior. Hoy sólo se han concluido las obras en tres de ellos y quedan aún pendientes de ejecución 11 proyectos, entre ellos dos españoles, que en su mayoría todavía están en una fase de estudio preliminar. El plazo que se fijó para que se terminen los trabajos de construcción expira en 2010.

El dinero presupuestado para la construcción de esos proyectos se eleva a los 450.000 millones de euros. El problema es que las aportaciones de los Estados miembros se sitúan entre los 15.000 y los 20.000 millones de euros anuales, a los que hay que sumar los fondos que se pueden movilizar del presupuesto de la UE (600 millones anuales) y a través de los préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI). "Es claramente insuficiente y estamos muy lejos de cumplir esas ambiciones", indicó ayer la comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio.

A este ritmo, como advirtió De Palacio, todo se retrasará hasta 2020 como muy pronto. Los mayores problemas están en los enlaces transfronterizos de los Alpes y los Pirineos. Se da además la circunstancia de que las inversiones públicas en infraestructuras se han reducido en una década de un 1,5% a menos de un 1% del PIB, debido, entre otras cosas, a las obligaciones impuestas por el Pacto de Estabilidad en materia de déficit y de deuda. Los técnicos han contemplado la posibilidad de excluir temporalmente del cálculo del déficit la financiación de obras de interés europeo para salir de este atolladero, sobre todo en momentos de crisis como el actual.

El Parlamento Europeo también dejó entrever también esta posibilidad el pasado martes, durante la reunión de la comisión de Asuntos Económico y Financieros. Pero en la comunicación final de la Comisión Europea sobre la financiación de las redes de transporte transeuropeas se descarta definitivamente esta posibilidad. La solución, según Bruselas, está en conseguir atraer la inversión privada hacia estos proyectos utilizando la financiación pública como "catalizador". "Para ello hay que facilitar una combinación adecuada de capital público y privado", según De Palacio.

A todos estos problemas de ambición política hay que sumar la fragmentación y la falta de coordinación que hay entre las entidades responsables de la gestión de los proyectos a la hora de utilizar las diferentes fuentes de financiación. Y hay más. Loyola de Palacio advirtió ayer de que en el futuro la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras de transporte "no podrán seguir dependiendo del bolsillo del contribuyente" y que deberán ser financiadas "por los usuarios". En este sentido, la Comisión Europea tiene previsto presentar en junio una propuesta sobre tarificación de las infraestructuras de transporte en la UE.

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