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Reportaje:

Premio a la constancia

El Quart se consolida como referente del voleibol valenciano aun sin tener patrocinador ni subvenciones públicas

Hay clubes de élite valencianos que sin las subvenciones públicas que perciben habrían desaparecido hace ya muchos años por su incapacidad para buscar otro tipo de ayuda que no provenga de los organismos oficiales. Casos hay muchos. A la sopa boba gastan el dinero público en fichajes de jugadores extranjeros, se codean con los mejores equipos de España y Europa, ganan títulos que sin el respaldo de su principal patrocinador (bien sea la Generalitat, el Ayuntamiento o la Diputación) les sería imposible alcanzar. Son los privilegiados del deporte valenciano, el grupo de los elegidos.

En la otra acera, otros clubes, a la fuerza más modestos, merecen un premio a la constancia por salir a flote sin apenas ayudas ni respaldo, por sobrevivir con lo justo, por la labor social que desarrollan. Uno de estos casos es el Quart, referente del voleibol en la Comunidad Valenciana. Fundado en 1983, su corta historia está jalonada de títulos que apenas alcanzan repercusión: campeonatos autonómicos y provinciales en categorías inferiores, principalmente. Títulos que avalan el trabajo que desarrolla en su cantera. Títulos que se celebran en familia.

Juan Cuenca es el presidente del CV Quart desde el pasado mes de julio. Hace poco solicitó una ayuda a la Diputación de Valencia. "Sólo patrocinamos a la élite. Nuestro principal escaparate es el Valencia Terra i Mar ", le respondió el diputado de Deportes, Jesús Castellano. La misma respuesta obtiene Cuenca por parte de la Dirección General de Deportes de la Generalitat: "Nuestro criterio pasa por patrocinar a los equipos de élite. Cuando estéis en la Superliga ya hablaremos". "Si a mí", afirma Cuenca", "me dieran los 70 millones de pesetas que le dan al Valencia Terra i Mar no sólo estaríamos en la Superliga, sino también ganando títulos europeos".

El primer equipo del CV Quart está en la liga FEV, equivalente a la Segunda División B en fútbol. Son chicas que no cobran un duro por jugar, que compaginan la competición con un trabajo o sus estudios. "A mí", cuenta Patricia Calderón, formada en el Quart y que llegó a ser internacional junior, "cuando era pequeña, mis padres no me castigaban con no salir, sino con no ir a jugar al voleibol". Patricia, de 21 años, ha vuelto al Quart tras dejar de jugar durante año y medio. Hace unos años fue convocada por la selección junior para una concentración permanente en Pontevedra. Allí se entrenaba y vivía como una deportista de élite. Por circunstancias personales, tuvo dejó el voleibol para regresar en 2001. Su historia entronca en muchos aspectos con la de otras jugadoras, como Carmen Molina, de 29 años, todo pundonor.

La única ayuda que recibe el club procede del Ayuntamiento de Quart. "Hace lo que puede", asegura Cuenca, quien también agradece las pequeñas aportaciones de algunas empresas. Con ayuda o sin ella, en el Quart se vislumbra otra notable generación de jugadoras: el juvenil se ha proclamado recientemente campeón autonómico y disputa este fin de semana en el pabellón municipal de Quart la fase de clasificación para el campeonato de España; y el cadete también se ha clasificado para la final autonómica. "Nuestro proyecto", revela Cuenca, "pasa por ascender al primer equipo a la Superliga en tres años". Entonces, dice, nadie podrá negarles una subvención.

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