Las discrepancias con Francia paralizan el túnel pirenaico del AVE
Rotas las negociaciones con las empresas Dragados y Bouygues
La conexión por ferrocarril de alta velocidad entre Francia y España quedó ayer frenada en seco. La comisión intergubernamental hispano-francesa encargada de construir y gestionar el túnel a través de los Pirineos dio por rotas las negociaciones con las empresas Dragados y Bouygues, que habían logrado la concesión. Según fuentes próximas a la comisión, la ruptura fue forzada por parte francesa y se ha expresado en la exigencia de las constructoras de que los dos Estados les garantizasen un tráfico mínimo.
El Gobierno francés ya había anunciado hace unas semanas su nulo interés por activar las conexiones ferroviarias con España, tanto por Cataluña como por Aragón. Francia hizo pública en febrero una auditoría en la que dejaba claro que el tramo ferroviario de Canfranc carecía de interés y que la conversión de la línea convencional Perpiñán-Montpellier a la alta velocidad no entraba en sus prioridades. Sin este enlace, el tráfico de trenes por el túnel pirenaico sería escaso, con lo que la agrupación de empresas Euroferro, que obtuvo la concesión para construir y explotar el túnel, planteó la necesidad de revisar las condiciones, ya que será un túnel de peaje. Los trenes que lo utilicen deberán pagar un canon con el que se financiará la obra.
Las empresas (la española Dragados y la francesa Bouygues) plantearon que si Francia no convertía en alta velocidad la línea al norte de Perpiñán, el tráfico se reduciría y, por lo tanto, habría que garantizar unos tránsitos mínimos. Por debajo de ello, los gobiernos asumirían la diferencia. La respuesta de los gobiernos francés y español ha sido considerar la petición inasumible y romper las negociaciones.
El Ministerio de Fomento anunció ayer que la comisión intergubernamental abriría de inmediato un procedimiento para adjudicar la concesión en el plazo más breve posible.
Euroferro fue el ganador del concurso, pero había otros cuatro grupos que presentaron ofertas a la construcción y explotación del túnel: Ferrovial y la gala Vinci, el integrado por FCC, OHL, Comsa, Proyectos y Servicios (Proser), Caja Madrid y Connex; el compuesto por ACS y varias de sus filiales (Cobra, Vías y Construcciones y Electren) y la sociedad francesa Eiffage, y el formado por Acciona, Necso y Sacyr.
El trasfondo es la falta de interés del Gobierno francés en una obra financiada al 80% con fondos públicos que no le aporta beneficios. El acuerdo entre España y Francia para construir el túnel que salve los Pirineos se produjo en la cumbre de Madrid, celebrada en octubre de 1995. Era entonces ministro José Borrell, que presionó para lograr un convenio por el que el Gobierno francés nunca ha sentido gran simpatía.
Mientras para España el túnel era la esperanza de romper un siglo y medio de aislamiento ferroviario, para Francia sólo era una vía a abierta a la competencia. Los puertos del Mediterráneo español (Barcelona, Tarragona y Valencia) y sus mercancías quedarían conectados con los del norte de Europa y con todas las capitales centroeuropeas, con lo que podrían competir en igualdad de oportunidades con Marsella por ser la puerta marítima del sur de Europa. Una posibilidad ilusionante al sur de los Pirineos sin ningún apoyo en París. La actitud de Bouygues al frenar la construcción del túnel entorpece un proyecto al que Francia se vio arrastrada a regañadientes.
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, expresaba ayer mismo su perplejidad por el "silencio" del Gobierno español tras el anuncio de Francia de que la conversión del tramo Perpiñán-Montpellier no era prioritario. Clos, apoyado por la Cámara de Comercio, siempre ha defendido que un AVE que sólo uniera Madrid con Barcelona era una pésima solución para Cataluña.
En una línea así, la capital catalana es un apéndice de Madrid. En una línea europea, Barcelona es centro. El empresariado ha repetido, además, que el servicio de pasajeros en una línea de alta velocidad hacia París es interesante, pero mucho menos que una línea por la que circulen las mercancías y que parte de los puertos catalanes.
200 kilómetros en 11 horas
El túnel a construir tiene un presupuesto de 700 millones de euros. Se trata de dos galerías de 8.170 metros de largo. Siete kilómetros se hallan en territorio francés y el resto en suelo español. Los estudios disponibles señalan que el paso de mercancías por la frontera a través del tren alcanzan los 2,5 millones toneladas anuales. Con una línea de ancho europeo sería de 7,2 millones de toneladas. Hoy, un tren de mercancías tarda 11 horas en recorrer los apenas 200 kilómetros que hay entre Barcelona y Perpiñán.
El corredor mediterráneo es un corredor de mercancías. Pero las vías que soportan el tráfico (la autopista A-7 y la nacional 340) se hallan saturadas. El paso de camiones por la frontera con Francia en La Jonquera ha alcanzado unas frecuencias altísimas: uno cada siete segundos, según el catedrático valenciano Gregorio Martín. La solución, añade, es el tren.
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