El aperitivo del Giro

Tiene su atractivo esta Vuelta al País Vasco. Reúne casi todo lo que puede pedir el público. ¿Que quiere nombres? Pues ahí van unos cuantos: Pantani, Beloki, Igor González de Galdeano, Simoni, Casagrande, Aitor González, Zülle... Todos ellos están o han estado involucrados en la consecución de algo grande en el ciclismo. ¿Que el público, además, quiere competitividad? Pues hay otra serie de corredores, que tal vez cuentan con menos predicamento, que no tienen tanto currículo, pero que estarán presentes en la lotería final de esta carrera: Dario Frigo, Vinokourov, Di Luca, Klöden, Aitor Osa, Hamilton, Zarrabeitia, Rebellin... Y, por supuesto, toda la máquina naranja del Euskaltel, en su última oportunidad de lograr una victoria antes de que Jean Marie Leblanc dé la lista definitiva de los equipos que acudirán al Tour.

Todos esos corredores y muchos más, hasta llegar a un total de 144 ciclistas, estarán presentes en la línea de salida hoy, en Legazpi. No todos llegarán al final, el viernes en Hondarribia.

La Vuelta al País Vasco está condicionada, para bien y para mal, por el lugar en que se ubica dentro del calendario. Por eso hay grupitos. Están por un lado las figuras, los ciclistas que en el Tour, la Vuelta o el Giro llevarán este año un número acabado en uno, el que identifica al líder del equipo. Ninguno de ellos viene al País Vasco a tope. Sí se dejarán ver, se probarán, ayudarán a los suyos. Pero sobre todo quieren rodarse, sumar kilómetros. En esta Vuelta el libro de ruta marca 753. Además el trazado les resulta perfecto: cinco etapas más bien cortas, con 20 puertos pero ninguno matador (todos de segunda o tercera categoría) y una minicontrarreloj de 13 kilómetros al final.

Por otro lado, están los número dos, esa casta de corredores que en las grandes citas trabajan para otros pero que tienen sobrada capacidad para ganar carreras de una semana o cinco días. Marzo y abril son buenos meses para esa raza. Ellos se jugarán realmente esta carrera. A esa clase pertenece Vinokourov (Telekom), el kazajo que lloró la muerte de su compatriota Kivilev cuando ganó la París-Niza. No es mala referencia esa carrera francesa. Por detrás de él quedaron, en este orden, Zarrabeitia, Rebellin y Jaksche. Todos repiten en el pelotón en el País Vasco. Di Luca, el lugarteniente de Simoni, quedó segundo en la Tirreno-Adriático. El mismo puesto que Casagrande en la Coppi-Bartali, aunque sale de una lesión.

Pero si hay que seleccionar aún más el ramillete de favoritos no puede obviarse a Frigo, sin duda, el hombre de la primavera de 2003. Solucionados sus problemas con la justicia, ha ganado la Vuelta a la Comunidad Valenciana y la Setmana Catalana, y se retiró de la París-Niza liderando la general.

No es él el único corredor de un italiano con antiguos problemas ligados al dopaje. De tapadillo, se espera a Rumsas, el protagonista del escándalo posterior al Tour. Y por supuesto Pantani, aún con asuntos pendientes pero que parece en una segunda juventud a sus 33 años. Realmente hay una legión italiana. Y con razón: llegan al País Vasco como aperitivo del Giro, que empezará en Lecce el 10 de mayo.

Los españoles no saben todavía si acudirán a Italia. De momento, no. Pero todo depende de la televisión, si alguna cadena compra los derechos en España. Por si acaso, algunos se preparan a fondo. Entre ellos, Aitor Osa (iBanesto.com), ganador el año pasado en el País Vasco.