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Crónica:FÚTBOL | La 28ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Recre ya sueña

El conjunto onubense deja de ser el colista gracias a su victoria sobre un Valladolid presa del colapso desde el primer minuto

El Recreativo, el equipo que estaba enterrado al final de la primera vuelta, ya no es el último porque ayer ganó en Valladolid a un equipo que comienza a tener vías de agua abiertas en casi todas sus líneas y que ya está metido de lleno en el fregado del descenso porque Moré no ha encontrado ni un once tipo ni un estilo definido, pero sobre todo porque tiene una carencia enorme de gol en la plantilla. La prueba de ayer, con Ciric como delantero centro, salió tan mal como las anteriores con Aganzo o con Pachón. Para colmo, Moré decidió que el de ayer era un choque adecuado para sacar pecho; que, aparentemente, la victoria debía ser fácil y decidió abandonar su línea de cinco defensas para añadir un segundo pivote. El experimento explotó de inmediato y el colapso se adueñó del Valladolid desde el primer minuto.

VALLADOLID

RECREATIVO

01

Valladolid: Bizzarri; Torres Gómez, Mustafá, Peña, Óscar Sánchez (Chema, m. 65); Colsa (Caminero, m. 65), Jesús (Aganzo. m. 46); Sales, Óscar González, Olivera; y Ciric.

Recreativo: Luque; Espínola, Iker Begoña, Loren, Pernía; Javi García, Viqueira (José Mari, m. 89), Diego Camacho, Benítez; Xisco (Quique Romero, m. 59) y Raúl Molina (Óscar Arpón, m. 87).

Gol: 0-1. M. 21. Raúl Molina, por bajo.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Peña, Espínola, Loren.

Unos 14.000 espectadores en Zorrilla.

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Y para aprovecharse de todo eso estaba el Recreativo, que salió a por el partido con la decisión de los desesperados y cerró una primera parte casi memorable. En cinco minutos se aprendió de memoria el camino que tenía que recorrer si querían sacar tajada de Zorrilla y lo repitió cada vez que tuvo la ocasión. Viqueira cogía el balón en el centro, miraba a la izquierda o la derecha, a Xisco o a Raul Molina, y de ahí al disparo contra Bizzarri solo mediaban décimas de segundos. Los tres jugadores habían repetido cuatro veces la misma secuencia hasta que a la quinta el pase le cayó a Raul Molina y el balón se fue a la red. El resultado era el lógico porque los delanteros del cuadro andaluz habían metido el choque en una velocidad que al Valladolid le resultaba insoportable, sobre todo a los defensas, enredados en un carrusel de errores de marcaje y fallos en las entregas y en los despejes que les debieron costar más disgustos que un solo gol.

La reacción del Valladolid no llegó ni entonces ni después porque la línea de creación se hallaba completamente obstruida. Allí estaban Jesús, Colsa y Óscar, demasiados futbolistas para tan poco espacio. De ese modo ni un solo balón llegó a los delanteros, ni tan siquiera a la banda. Lo único que restaba eran las jugadas a balón parado y esperar al descanso para rectificar. Moré lo hizo. Sacrificó a uno de sus pivotes, Jesús, en beneficio de un delantero centro nato, Aganzo, y el equipo lo notó porque encontró más criterio en el manejo de su dominio, pero el gol no llegaba, Moré se impacientó y volvió a cambiar sobre la marcha. Dejó una línea de tres atrás y todo lo demás amontonado en torno a la defensa del Recre. Tampoco hubo forma de llegar a la portería. Es más, el Valladolid comenzó a empequeñecerse y terminó el partido lejísimos de Luque y cerquísma, cada vez más, de la zona del descenso.

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