Terreno abonado para los estornudos
Las lluvias del otoño e invierno pueden potenciar la floración y las alergias si suben las temperaturas
El polen que por estas fechas suele llevar de calle a miles de valencianos apenas ha hecho acto de aparición este año. Los primeros días de primavera están siendo muy templados y bastante húmedos, por lo que a las puertas del mes de abril gran parte de los alérgicos —una población que alcanza entre el 15% y el 18% del total de los valencianos— aún no han comenzado a sufrir los efectos de la floración. Sin embargo, a juicio de los expertos, esto no quiere decir que este año vaya a ser benigno. Es más, se dan las condiciones para que esta primavera sea especialmente virulenta, aunque como comentan, todo depende del tiempo que haga en las próximas fechas. Valentina Gutiérrez, alergóloga del hospital general, destaca que el otoño y el invierno pasado llovió con abundancia, lo que favorece un mayor desarrollo vegetal y, por ello, una floración más abundante. "Por ello ha habido algo de alarma y se ha extendido el pronóstico de que tendríamos una alergia especialmente virulenta por la alergia al polen", apunta. Pero esta circunstancia dependerá de que haga buen tiempo y viento, condiciones que determinan la floración y la dispersión del polen: "Si continúa la tendencia de los meses pasados y llueve, los efectos serán menores".
Hasta el momento, el polen que más molestias está provocando es el de los cipreses, como han percibido en sus pacientes tanto Gutiérrez como Antonio Peláez, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que trabaja como jefe de servicio en el hospital Clínico de Valencia. Esta es una especie que tiene una floración temprana y que normalmente aparece entre los meses de enero y febrero, "aunque este año se ha retardado por las lluvias de estos dos meses", apunta Gutiérrez. Otro de los agentes que más molestias provoca, el polen del olivo, está ahora comenzando a afectar a los alérgicos, aunque no se ha producido la gran eclosión de gramíneas y parietarias.
A esta última planta, Gutiérrez se refiere como "la reina de la alergia al polen del Mediterráneo" y es una de la principal responsable de las alergias al polen en la Comunidad. Se trata de un matorral muy resistente y cuyos principales efectos se notan fundamentalmente entre marzo y junio. El año pasado por estas fechas una subida de temperaturas disparó los casos de alergia vinculados a la parietaria, aunque este año, como apunta la doctora del hospital General, aún no ha hecho demasiado efecto. Gutiérrez comenta que además de este pico en primavera, también suele aparecer en torno al veranillo de San Miguel a finales de septiembre y principios de octubre, y en el veranillo de San Martín, en febrero. Esto hace que muchos pacientes estén gran parte del año afectados si hace buen tiempo, y que, al asociar la alergia a la primavera, achaquen su malestar a otros motivos.
Por ello, los especialistas recomiendan ante el menor síntoma acudir a la consulta para determinar el agente concreto que desencadena la reacción y así poder controlar los molestos episodios de alergia, causados por el contacto o con las mucosas del polen de las plantas anemófilas, es decir, las que polinizan a través del viento. Los síntomas más frecuentes son conjuntivitis —picor de ojos, lagrimeo, hinchazón y sensación de arenilla en los ojos—, rinitis —picor nasal, mucosidad en forma de agüilla profusa, estornudos, obstrucción de la nariz— e incluso asma, fiebre, fatiga o sensación de cansancio. Para combatirlos, la mejor opción es la vacuna, aunque sólo es totalmente efectiva en las personas con alergias muy determinadas. Aquellos que reaccionan a múltiples agentes, se tienen que conformar con los productos antiinflamatorios o antihistamínicos, y sólo en casos extremos, corticoides. Además, los especialistas recomiendan disminuir las actividades al aire libre de 5 a 10 horas y de 19 a 20 horas —cuando hay más polen en el aire—, poner filtros en el coche y en los equipos de aire acondicionado, usar gafas de sol o quedarse en casa los días de mucho viento. Con todo, las reacciones al polen son las segundas en frecuencia por detrás de la alergia a los ácaros —especialmente conflictivas en Valencia por su clima húmedo— y por delante de las causadas por los animales domésticos.
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