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China se pone al volante

El gigante asiático se convierte en el quinto productor de coches, por delante de Corea y España

China ya es una potencia en fabricación de vehículos. A la chita callando se ha convertido en el quinto productor mundial superando a Corea y España, que pasan a ser sexto y séptimo, respectivamente. Mano de obra barata y cercanía al consumidor (el 99% de los 3, 2 millones vehículos producidos el pasado año se vendieron en el mercado interno) son las dos claves de esta explosión industrial en la que ya están la práctica totalidad de las multinacionales que fabrican asociadas a firmas locales.

Gracias en gran parte a la aportación del gigante asiático, la producción mundial de vehículos creció el pasado año el 4,7%, hasta los 57,9 millones de unidades, según los datos que acaba de hacer públicos la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA). China ha sido, con mucha diferencia, el mercado del mundo que más ha crecido: el 39%. El fuerte ritmo de crecimiento del producto interior bruto del país, que ha rozado una media del 8% anual en la última década, ha permitido esta fuerte expansión. Le siguieron de lejos Estados Unidos y Corea, con un aumento del 7% en la producción de vehículos, y Japón, con el 5%.

BMW decidió esta semana invertir 450 millones de euros para producir su marca allí
Las multinacionales del automóvil buscan sitio en un mercado que creció el 39% en 2002

En el mercado automovilístico, las multinacionales comienzan a desviar inversiones de otras zonas donde tienen plantas como los países del Este europeo, que siguen siendo competitivas, para apostar por sus plantas de ensamblaje en China. La japonesa Nissan, asociada con la francesa Renault, se ha propuesto la construcción de un modelo de coche expresamente para el mercado chino, donde hasta ahora los modelos de Volkswagen han sido los preferidos. No goza del mismo atractivo, sin embargo, la marca italiana Fiat. Al suelo chino han ido acudiendo de forma escalonada las grandes multinacionales del sector y siguiendo las exigencias de la legislación china se han asociado en empresas de riesgo compartido (joint venture) con firmas locales. Así llegaron Peugeot, Volkswagen, Audi, General Motors, Suzuki, Honda, Subaru, Daihatsu, entre otros.

El último fabricante europeo que ha decidido dar el salto ha sido la alemana BMW. La firma muniquesa firmó, el jueves pasado, un acuerdo con Brilliance China Automotive Holdings por el que ambas compañías se comprometen a poner en marcha la producción de coches de esa marca en el país oriental. BMW deberá desembolsar 450 millones de euros hasta 2005 en esta sociedad conjunta, en la que tiene el 50%. El fabricante germano ha proyectado iniciar la producción en China de su modelo mediano, conocido como serie 3, en la segunda mitad de este año. Los coches de la serie 5, más lujosos, comenzarán a producirse en 2004. BMW aguarda, con este pacto, duplicar sus ventas en el mercado oriental hasta alcanzar los 150.000 coches al año.

La operación, sin embargo, no está exenta de polémica, ya que el antiguo consejero delegado de Brilliance, Yang Rong, ha entablado una millonaria demanda por la propiedad de la compañía. Por su parte, el actual consejero delegado, Wu Xiaoan, quien firmó el acuerdo con BMW, ha rechazado las pretensiones de Rong, que dice ser propietario del 39% de Brilliance.

"China está para quedarse y su futuro como potencia es claro", afirma Miguel Aguilar, director económico de la patronal española de fabricante Anfac. El fuerte tirón de China está produciendo un cambio estructural en el mapa mundial de la producción de vehículos. Este crecimiento, de largo el mayor de los primeros 15 productores mundiales, hace que las multinacionales que antes producían en otros mercados apunten sus cadenas de montaje hace este país del Extremo Oriente, sobre todo tras el desinfle del mercado brasileño, una de las apuestas más firmes de las compañías europeas.

El fuerte aumento del mercado de fabricación chino permite avanzar en un cierto reequilibrio en la zona asiática, ya que los mercados productores japonés y coreano son mercados maduros, aunque siguen manteniendo crecimientos estimables. Japón, con 10.257.690 vehículos producidos el pasado año, es el segundo del mundo y su aumento en el año fue del 5%. Corea, sexto producto mundial, fabricó 3.147.484 unidades y su aumento en el año fue del 7%.

A la cabeza de la producción mundial se mantuvo Estados Unidos, con el montaje de 12,27 millones de vehículos y un aumento del 7%. En todo caso, el mercado estadonidense, por las características técnicas de sus coches, no supone una amenaza para los mercados exportadores como el español. En Estados Unidos la demanda de vehículos en el pasado año se ha mantenido de una forma un tanto artificial, con continuas ofertas de las marcas para incentivar el consumo, tal y como resalta Miguel Aguilar.

Los países del Este europeo mantienen su pujanza a la ahora de fabricar vehículos, y en el pasado año la República Checa produjo 447.077 vehículos; Polonia llegó a los 309.733; Eslovaquia fabricó 225.680, cifras que eran impensables tan sólo hace unos años, aunque en el pasado frenaron en su crecimiento. Rusia sigue estancada y fabricó el pasado año 1.219.634 vehículos, con un retroceso del 2%.

Trabajadores chinos, en la planta de Chrysler situada en Pekín.
Trabajadores chinos, en la planta de Chrysler situada en Pekín.ASSOCIATED PRESS

España aguanta el tipo

España logró fabricar el pasado año un total de 2.855.239 vehículos, cifra que supone prácticamente repetir la del año anterior. El 82% de los vehículos fabricados en suelo español se destinan a la exportación, lo que evidencia que sigue siendo una industria competitiva en el entorno internacional. No obstante, los directivos españoles son conscientes de que la competencia de los países del Este europeo desde hace unos años y la irrupción de la potente maquinaria china son dos nubarrones en el horizonte.

El sector tiene claro que las nuevas inversiones automovilísticas de las multinacionales no vendrán a España porque hay países en el Este europeo y China más baratos. De ahí que el futuro pase por fabricar coches con mayor tecnología y más alto valor añadido, aunque en este campo compiten con los países originarios de las multinacionales que no quieren traslasdar esta riqueza a otros países.

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