Del hospital a la cancha en un día
Tomasevic lleva al Pamesa a la final de la ULEB tras casi ser operado de apendicitis
El martes por la mañana, el pívot del Pamesa Dejan Tomasevic, de 29 años, se despertó en una habitación de la Clínica Quirón de Valencia conectado a un gotero. Al día siguiente, con siete puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias, metió al Pamesa en la final de la Copa ULEB tras eliminar a Estudiantes en un último cuarto de infarto. Otra prueba de la obsesión por la victoria de este jugador, campeón de Europa y del mundo con Yugoslavia. Tomasevic quería jugar como fuera, aunque estuviera enfermo. Y, por encima de todo, ganar.
El yugoslavo fue ingresado de urgencia el domingo por la noche con unos fuertes dolores en la zona abdominal. Diagnóstico: principio de apendicitis. Los médicos estuvieron a punto de operarle, pero esperaron para no descartar al jugador para Vistalegre. Tomasevic mejoró levemente y el martes por la mañana, todavía con dolor y con tres kilos de peso perdidos, recibió el alta y se marchó a casa. Unas horas después, subía a un avión, el famoso mosquito, rumbo a Madrid, y acabó jugando 25 minutos. Salió incluso en el quinteto inicial, pero el técnico Paco Olmos le sustituyó. No estaba fino. Le reservó para el final. Y Tomas decidió. El Pamesa jugará contra el Novo Mesto, esloveno, los días 15 y 24 de abril, su tercera final europea en cinco años, tras perder dos de la Saporta, en 1999 contra el Benetton y en 2002 contra el Montepaschi Sienna.
"A una persona normal le hubieran operado", decía ayer un empleado del club valenciano. Pero Tomasevic se sale de cualquier guión. Es un pívot atípico, "con alma de base", como le define su compañero Nacho Rodilla. Pese a su altura (2,08), es el segundo jugador que más asistencias da en la ACB (4,6 por partido), sólo por detrás del base del Joventut Carles Marco. Pero por encima de todo es un perfeccionista. "Nadie en la historia del Pamesa ha tenido nunca su mentalidad ganadora", dice Paco Olmos, con quien el jugador habla a menudo. El club valenciano, presidido por Juan Roig, tiró de cheque este verano para fichar a la pareja de pívots ganadores de Liga y Copa con el Tau, Oberto y Tomasevic, un dúo que juega de memoria -"ni nos miramos", dicen-.
"Tomasevic jugó muy mermado contra Estudiantes, pero es fortísimo", dice el médico del Pamesa, Jorge Mora. "No quería perderme el partido, tenía que jugar como fuera", afirmó el pívot tras el encuentro, agotado por el esfuerzo y muy modesto pese a su particular hazaña: "El héroe es Oberto, que ha jugado los 40 minutos. Muchas gracias, Fabri".
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