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Crítica:LA LIDIA | MÉXICO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Resumen de temporada

A los asistentes a la Monumental Plaza México en la temporada 2002-2003 les quedarán grabadas las dos tardes en que David Silveti los emocionó hasta el delirio al revalorizar el toreo con su quietud, verticalidad y sentimiento. También recordarán con tristeza que haya anunciado su retiro por problemas neurológicos.

También dos jóvenes revelaciones: José María Luévano y Fermín Spínola. Luévano sobresalió por su entrega y estilo profundo, siendo el máximo triunfador de la temporada al cortar siete orejas en cuatro actuaciones, además de llevarse la Oreja de Oro. Spínola destacó por su clase y variedad y porque indultó a Vinatero de De Santiago.

En las 21 corridas abundaron los éxitos artísticos y se cortaron 32 orejas: siete de Luévano; cinco de Zotoluco; cuatro de Rafael Ortega, que también se llevó una réplica de la Oreja de Oro; cuatro de Enrique Ponce; dos de Pablo Hermoso de Mendoza; dos de Jorge Gutiérrez; dos de Ignacio Garibay; dos de Spínola; dos de Rodrigo Santos; una de Joselito y El Juli.

Hubo dos toreros que no sabemos por qué (o por quién) se colaron en los carteles, pues tanto el colombiano Edgar García, El Dandy, como el hispano Roberto Antolín, El Millonario, demostraron no tener oficio ni gusto. Otro que sólo vino a cobrar fue Finito de Córdoba, que estuvo apático e indolente y se le fue vivo un toro.

La mayoría de los matadores jóvenes desperdiciaron la oportunidad al vérseles faltos de recursos y, sobre todo, decisión. La parte negativa de la temporada fue que de los 18 hierros lidiados cinco fueron de una mansedumbre total y otros descastados y débiles.

Esta debilidad que manifestaron muchos de los toros es preocupante, pues en años anteriores no se había contemplado el bochornoso espectáculo de toros tumbados en el ruedo y los subalternos levantándolos de la cola.

Pero no todos fueron descastados, pues salvaron el honor de sus criadores: Almendrito, de Xajay; Pastelero, de Rancho Seco; Bigotón, de De Santiago; Comodín, de Bernaldo de Quirós; Mayoral, de Teófilo Gómez y, naturalmente, el indultado Vinatero, de De Santiago. Fue notorio el poco interés del público por asistir a los festejos pues sólo hubo un lleno el día del aniversario y tres días casi lleno.

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