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Crónica:FÚTBOL | 27ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Tres minutos de locura en Anoeta

La Real desperdicia en la prolongación una ventaja de dos goles y permite empatar al Villarreal

Durante años, la Real se acordará de este partido. Son de esos que se quedan clavados como una flecha certera, de los que por más vueltas que le des no te explicas cómo pudo pasar lo que pasó y cómo pudo actuar la Real como actuó. Cuando el cuarto árbitro levantó el tablón electrónico anunciando tres minutos de prolongación (los habituales cuando ambos equipos agotan los cambios), la Real ganaba 2-0, el Villarreal parecía rendido a la evidencia y los jugadores del equipo donostiarra correteaban por el césped alternando combinaciones y ejercicios de individualismo, según les apeteciera. Quizá ningunearon al rival, como habían hecho durante todo el encuentro, a pesar de que el equipo de Floro exhibió buen arte futbolístico, aunque escaso remate. Quizá ya pensaban sólamente en un traspiés del Real Madrid para fortalecer el liderato y soñar con el éxito. Sabe Dios en qué pensaban cuando Palermo peinó hacia atrás el balón en el piquito del área y Víctor, el chiquitín, lo prolongó de cabeza hasta la red. Bueno, un desliz lo tiene cualquiera, pensó la Real. Era el minuto noventa y uno y pico, así que entre que sacamos, la dormimos un poco y damos un voleón, si llega el caso, esto se termina y a ver la televisión.

REAL SOCIEDAD 2 - VILLARREAL 2

Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Kvarme, Jauregi, Aranzabal; Karpin, Aranburu, Xabi Alonso (Mikel Alonso, m. 79), De Pedro (Barkero, m. 45); Nihat y Kovacevic (De Paula, m. 87).

Villarreal: Reina; Belleti, Ballesteros, Quique Álvarez, Arruabarrena; Josico, Quique Medina (Palermo, m. 71); Guayre (Víctor, m. 35), Jorge López, Calleja (Arzo, m. 58); y De Nigris.

Goles: 1-0. M. 25. Apertura de Xabi Alonso a Aranburu que al primer toque envía a Kovacevic. Álvarez se cruza tarde y el yugoslavo bate a Reina. 2-0. M. 73. Agarrón de Arzo a Kovacevic, a la salida de un saque de esquina. El penalti lo transforma el propio Kovacevic. 2-1. M. 91. Palermo peina hacia atrás y Víctor, también de cabeza, sorprende a Westerveld. 2-2. M. 94. Saque de esquina de Víctor, que sale despejado al borde del área y Jorge López marca de fuerte disparo.

Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Jauregi y Kovacevic, de la Real, y a Álvarez, Arruabarrena y De Nigris, del Villarreal.

Unos 26.000 espectadores en Anoeta.

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Pues no. Karpin se fue por la banda, con calma. Lo lógico parecía irse al banderín de córner, mover la sopa, incordiar, perder tiempo y encelar al rival. Pero no, el ruso llegó a la linea de fondo y centró. Como en el baloncesto, había otra jugada y para colmo la Real cometió falta donde no debía. Y hubo córner. Y Reina se fue al área. Y era el minuto 94, pero González Vázquez decidió que el corner se ejecutara Bien pudiera haber concluido el partido sin que se sacara, pero pensó que no. Tras el saque de esquina, llegó el empate del Villarreal con un disparo inteligente de Jorge López que superó una montonera de jugadores blanquiazules en la raya de gol.

Lo cierto es que la Real no supo jugar los últimos minutos y, lo que es peor, no supo defender. En realidad, no supo jugar como debía un partido a priori pacífico. Al Villarreal le cuesta Dios y ayuda marcar un gol, pero si no le aprietan en el centro del campo tiene toque para retener el balón y moverlo en condiciones. Como la Real jugaba al tran tran no le costó apoderarse del balón y empezar a manejarlo con criterio suficiente. Por vez primera en la temporada, la Real dió muestras de flaqueza física y anímica. Jugaba en primera velocidad, sin chispa, con un Xabi Alonso muy desacertado y un Kovacevic que se antojaba pesado, lento, y un Nihat especialmente individualista.

¿Soberbia?, ¿impotencia?, ¿relajamiento? Nadie lo sabe, pero el Villarreal pudo romper el partido en una vaselina de De Nigris que se acercó al poste. Y pudo hacerlo más veces a poco que Jorge López, inteligente y preciso, hubiera encontrado compañía. Pero lo rompió Kovacevic, un futbolista intachable e impagable, incapaz de arredrase ante nada, incluídos los malos momentos. En un chispazo marcó el gol y el Villarreal desapareció. Pudo la Real matar el partido después pero lo faltó claridad en los últimos metros. No tenía bandas, ahogado De Pedro por el ímpetu de Belleti y atenazado Karpin por Arruabarrena.

Por eso el partido se deslizó por una cuesta peligrosa. El Villarreal se borraba y la Real se apuntaba al absentismo, hasta que llegó el penalti a Kovacevic por un agarron de Arzo. Normalmente, todo debía haber acabado ahí, pero faltaba el máximo castigo, los momentos del recuerdo imborrable, esa prolongación fatídica, que la Real no supo jugar con la ciencia que corresponde a un aspirante lógico al título de Liga.

Influyó la suerte, sin duda, pero no es menos cierto que la Real permitió al Villarreal jugar a la ruleta, en vez de cerrar el chiringuito por exceso de horario. Lo cierto es que Benito Floro agigantó su imagen de estratega en las jugadas a balón parado y la Real desperdició una jornada ideal para ratificar su lugar en la Liga de Campeones y su candidatura al título. Sí, se acordará de este partido.

Los jugadores del Villarreal celebran el gol del empate.
Los jugadores del Villarreal celebran el gol del empate.EFE

"Un duro golpe moral"

Raynald Denoueix, el entrenador de la Real Sociedad, quiere hablar. Hablar con sus jugadores para analizar lo ocurrido, aunque no podrá hacerlo hoy con todos ellos, "por los compromisos de los internacionales". Y no le importaría hablar sobre los árbitros "si eso sirviera para cambiar las cosas; no va a modificar el hecho de que se pudiera haber prolongado demasiado el partido o que no fuera córner la acción previa al segundo gol del Villarreal", afirmaba Denoueix, que quiere abrir un periodo de reflexión.

Algo apuntó el técnico francés sobre la desatención defensiva final de su equipo: "Los jugadores saben que en los últimos minutos deben conservar el balón fuera del área pequeña". Responsabilizó a todos -"no sólo a la defensa"- a la hora de sufrir lo que denominó como "un golpe moral muy duro".

Benito Floro no fue a la zaga en la elegancia que imperó en la sala de prensa. El técnico del Villarreal reconoció la fortuna de lo conseguido en Anoeta pero señaló que los méritos de su equipo no se correspondían con el resultado en contra que llevába su equipo.

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