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Crítica:FERIA DE FALLAS | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Toros santos para despedir la feria

Primero, casi tres horas de festejo. Después, noble, noble y noble, tres veces noble, o más, los toros de Capea. Posiblemente más que nobles, santos. De una bondad casi exagerada y con las fuerzas en el límite. Corrida, pues, para andar cómodo, sin agobios, para no sentirse apremiados. Corrida, en fin, para disfrute del torero, pero también para echar mano del temple. Una virtud, el temple, que de no utilizarla hubiera desmejorado bastante la condición del toro. Toros, desde luego, que pasaron por el tercio de varas como de puntillas.

A esa bondadosa corrida le añaden un público de la misma condición, muy amable, y se obtiene un resultado como el de esta última de Fallas. Orejas para todos, unas más justificadas que otras, y que nadie ose decir que la tarde no fue divertida. Divertida lo sería, posiblemente lo fue, pero emocionante ya es palabra que no cabía ayer tarde.

Tres hierros / Ponce, Barrera, Calvo

Tres toros de Verónica y Pedro Gutierrez, dos de Carmen Lorenzo y uno de La Dehesilla. Correctos de presencia, blandos y muy nobles.

Enrique Ponce: pinchazo que basta (ovación); pinchazo -aviso- y estocada (oreja). Vicente Barrera: entera tendida -aviso- y dos descabellos (oreja); estocada (oreja). José Calvo: dos pinchazos, entera -aviso- y tres descabellos (ovación); pinchazo -aviso- y dos descabellos (oreja).

Plaza de Valencia, 19 de marzo. 11ª y última de feria. Lleno.

La virtud del temple es cualidad innata en Vicente Barrera, lo cual supone que en casos como el de ayer se tiene mucho terreno ganado. Barrera impuso temple en sus dos toros, mucho mimo, mucho cuidado en que los santos toros de Capea no se le vinieran abajo. Y lo consiguió. En sus dos toros no había que imponer gobierno alguno, sólo cabía un trato de suavidad, de dar distancia, de dejarlos respirar entre serie y serie. Cómodo Barrera y cómodos los toros, no existía problema alguno. Así en los dos. En el quinto tuvo la virtud añadida de reparar la renqueante embestida que el toro no había podido disimular con el capote. A placer toreó Barrera a sus dos toros.

En corrida tan dócil, tan al límite de fuerzas y con público tan a favor, José Calvo se vio ante la oportunidad de su vida. En el tercero, se aclaró más por el pitón derecho, hasta que el toro fue definiéndose cuesta abajo. Con el sexto, que se puso punto defensivo por tan poquita chicha, recurrió a las cercanías. Aguantó impávido y, en un despiste del toro, aún tuvo tiempo para dibujar unos naturales que apuntaban formas muy clásicas.

El sobrero de La Dehesilla fue bajo de casta y también con poca fuerza. La técnica de Ponce fue tan superior que la faena acabó por no tener nada más que el color del torero. El cuarto, bondadoso y todo, no humilló. En éste también la técnica fue arma decisiva para imponerse. El toro acabó por rendirse y sin dejar de mantener su tendencia a llevar la cara a media altura dejó que el valenciano se recreara por uno y otro pitón. La faena, un monólogo. Sólo había torero. El toro, rendido. El público, feliz.

Rejoneo por la mañana

Leonardo Hernández, Rui Fernandes, Andy Cartagena y Sergio Galán cortaron una oreja cada uno en el festejo de rejoneo matinal. Moura y Álvaro Montes fueron ovacionados. Se lidiaron toros de Bohórquez, desiguales de juego.

Vicente Barrera, en un desplante al quinto toro de la tarde.
Vicente Barrera, en un desplante al quinto toro de la tarde.CARLES FRANCESC

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