Siete 'finalistas' del Mano Parejas

Por lógica, la final del Mano Parejas reunirá el próximo domingo en el Atano III de San Sebastián a cuatro pelotaris. Sin embargo, para hacer justicia, el mérito de haber llegado hasta allí se lo deben repartir otros tres más, siete en total. Más que parejas, la competición se ha disputado entre tríos, o incluso cuartetos. La liguilla, organizada por primera vez por la Liga de Empresas, es dura, el juego cada vez más físico y las lesiones van dejando rastro.

A la final ha llegado, por un lado, el hombre de moda de la pelota vasca: Aimar Olaizola, delantero de 23 años de Goizueta. Por otro, Rubén Beloki, de 28 años, resurgido de nuevo tras la irrupción del propio Olaizola y de Barriola, las figuras emergentes. Ni Olaizola ni Beloki se han perdido ningún partido. Pero por el camino han ido dejando a compañeros y cambiando de pareja. El primero ha necesitado tres zagueros diferentes. El segundo ha tenido dos delanteros.

Los suplentes han cobrado una importancia extraordinaria en el campeonato. Juantxo Koka, compañero de Beloki, se ha ganado su presencia en la final a pulso. Este donostiarra de 29 años ha jugado sólo los tres últimos partidos con su compañero. Suplió al delantero titular, Pablo Berasaluze, lesionado en el dedo corazón derecho. Pero Koka ha tenido un trayectoria impecable. En ciertos momentos, incluso ha tomado el liderazgo de la pareja. Resultó decisivo en semifinales ante los últimos campeones, Xala y Lasa. Eso sí, él no llega intacto. En el último partido, hace dos semanas, chocó contra una cámara de televisión en su intento por llegar a una pelota y se desgarró la uña del dedo índice derecho.

En la otra pareja, el suplente ha sido Iñigo Pascual, navarro de Abárzuza. Originalmente, la pareja de Olaizola era Otxandorena, pero sólo aguantó la primera jornada de la liguilla. Se tuvo que apartar de la competición por una afección pulmonar. Pascual, primer suplente, ha rendido perfectamente, aunque tampoco se ha librado de las lesiones. Por culpa de un callo en la mano derecha se perdió el partido clave, el de la clasificación para la final. Era el desempate ante Agirre y Barriola, tras dos partidos totalmente igualados. El tercero resultó terrorífico y en el lugar de Pascual entró Armendáriz. No defraudó el zaguero, pese a que al lado tenía a Barriola. A Armendáriz también le corresponde una pequeña porción de final.

De aquel partido le quedaron pequeñas secuelas a Olaizola, con la mano hinchada por el esfuerzo y los casi 1.200 pelotazos que se intercambiaron (acabó 22-21 el tanteador).

El único pelotari de los cuatro finalistas que llega en plenitud es Beloki. Cuenta además con la ventaja de estar una semana más descansado. Se ahorró el agotador desempate que sí necesitaron sus rivales. El mes de febrero ha devuelto a Beloki a la primera línea después de un año 2002 en que cedió a las nuevas generaciones. Él resiste. En cambio, su antiguo rival en las grandes citas, Patxi Eugi, ni siquiera pudo clasificarse para semifinales.

El zaguero tendrá en el otro lado a Olaizola II, el pelotari del último verano (ganó seis torneos) y del invierno (se impuso a Abel Barriola en el campeonato del Cuatro y Medio), y que ahora va por una nueva final le pongan a quien le pongan de acompañante.

Antes de la final, a la espera del desarrollo del partido, ya habrá un triunfador seguro: Asegarce. Los cuatro pelotaris pertenecen a esta empresa. Aspe se ha ido de vacío.