Relevo en la Muixeranga
Joan Beltran sucede a Tomàs Pla, 'mestre' durante 30 años del grupo que protagoniza la danza de Algemesí
La Muixeranga de Algemesí ha cambiado de director. El que ha sido su mestre durante los últimos 30 años, Tomás Pla, ha cedido el testigo a Joan Beltran para que a partir de las próximas fiestas patronales coordine las figuras plásticas y la elevación de torres humanas, una ancestral costumbre iniciada en la comarca de la Ribera durante los primeros años del siglo XVIII.
Los muixeranguers de mediados del siglo pasado eran habitualmente albañiles y pintores de brocha gorda, es decir, gente habituada a subirse a los andamios. Por su trabajo, durante las tres procesiones que se celebran los días 7 y 8 de septiembre en honor a la patrona, la Virgen de la Salud, percibían un salario equivalente al jornal de los segadores de arroz.
Pero esta danza autóctona que abre siempre el paso a los restantes bailes, por ser el más antiguo, fue languideciendo hasta el año 1973. Los muixeranguers a sueldo dejaron de salir la noche del 7 de septiembre en la Processó de les Promeses y en la processoneta del matí del día siguiente. Al final de la misma, medio centenar de antiguos alumnos maristas se reunió en el patio del colegio para efectuar algunos ensayos de cara a recuperar la danza. "Esa noche, la Mare de Déu de la Salut tuvo Moixeranga", explica Tomàs Pla, maestro de obras que fue escogido por sus compañeros para ser su mestre. Pla, que acaba de cumplir 66 años, recuerda con nostalgia cómo los vecinos les daban la enhorabuena. Según la tradición el director del grupo debe ser albañil, de ahí que recogiera el testigo de Enric Cabrera, Llorca el barber y Vicent el gleva.
Pla atribuye la decadencia de la Muixeranga en aquella época "a los nuevos inventos, como la televisión y el automóvil que apartaban a los vecinos de las calles". Desde entonces los integrantes del grupo Amics de la Muixeranga dejaron de cobrar por salir en las procesiones y la asociación no dejó de crecer. Hoy en día son unos 300 en activo y más de un centenar que colaboran en la agrupación. A finales del siglo XX se les unió otra asociación, Nova Muixeranga, formada en su mayor parte por mujeres que rompieron la tradición y causaron cierta polémica por la oposición de un sector de hombres, entre ellos Pla.
"Él es muy tradicional y conservador, mientras yo soy más progresista y abierto", indica Joan Beltran, su sucesor, que rompe la tradición ya que en su vida profesional es encargado del almacén de cítricos de la Cooperativa Agrícola de Algemesí. Beltrán es además concejal socialista, responsable de las áres de Comunicación y Juventud. Para ocupar el cargo de mestre se debe ser "flexible, ni muy severo ni demasiado blando, y estar acostumbrado a dirigir a la gente", advierte.
Para elevar una torre humana se requiere "fuerza y habilidad", la fuerza de los hombres que forman la base, que deben pesar en torno a los 90 kilos, y la habilidad de los que ascienden hasta la cumbre que es rematada por un niño o niña, cuyo peso no supere los 16 kilos. Pla y Beltran coinciden en que se ha de "aguantar hasta el límite de nuestras fuerzas" y reclaman la atención hacia los componentes de la base porque "son más sacrificados y no los ve casi nadie".
Beltran, de 56 años, se incorporó al grupo en 1974 y desde entonces ha estado a la sombra de su predecesor, al que ha sustituido en bastantes ocasiones. Ser muixeranguer
no estaba demasiado reconocido en aquella década porque los integrantes eran "vecinos de los barrios periféricos de escasos recursos económicos". Sin embargo, la Muixeranga es ahora "la reina de la procesión", la que se lleva los más cálidos aplausos de propios y extraños.
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