El Carnaval de Cádiz, contra la guerra
La experiencia y la juventud se reparten los premios en la final del Concurso de Agrupaciones del Teatro Falla
El Gran Teatro Falla de la ciudad de Cádiz escenificó en la madrugada del sábado el clamor popular frente a una posible ofensiva militar de Estados Unidos contra Irak. Las 16 agrupaciones que cantaron en la final del concurso del carnaval de este año compartieron protagonismo con el mensaje unánime de sus propias letras en rechazo a la guerra.
Las quinielas de ganadores fueron lo de menos aunque, como es habitual, algunos resultados sorprendieron al respetable. Una agrupación veterana, Cumpleaños Feliz, del corista Julio Pardo, se impuso en la modalidad de coros a La Leva, tercer premio de 2002, o El Pájaro Verde, vencedor del último concurso. Otro autor reconocido, El Love, repitió triunfo por segundo año consecutivo con la chirigota ¡Ay qué malito estoy y qué poquito me quejo!. Las dos chirigotas favoritas para el público, Los Pringaos y Don Quijote Concervantes y colorantes, se tuvieron que conformar con el segundo y tercer premio respectivamente.
En comparsas saltó la gran sorpresa, al imponerse Guadalupe, obra de una agrupación joven que se estrenaba en la final. Sus letras profundas, su crítica social y el magnífico juego de voces les permitieron imponerse a autores tan reconocidos como Joaquín Quiñones, segundo premio con Los Vikingos; Antonio Martínez Ares, tercero con Calle de la mar, o Juan Carlos Aragón, cuarto con Los Americanos. El cuarteto resurgió después de varias ediciones mediocres con Los del barrio, una agrupación desternillante, con golpes continuos de humor que hicieron reír, incluso, a sus propios componentes.
Con todo, por encima de la lista de honor del concurso del 2003, quedarán para el recuerdo las severas críticas que recibió el presidente del Gobierno, José María Aznar, por los tres episodios que le han merecido mayor contestación social desde que llegó a la Moncloa: el apoyo a Estados Unidos ante una posible guerra contra Irak, el desastre del Prestige y el intento de supresión del subsidio agrario recogido en el decretazo.
Las letras fueron una correa de transmisión del sentir de los millones de españoles que se echaron a la calle el 15 de febrero para clamar por la paz y hace una semana para gritar en Madrid la consigna nunca máis. Los Americanos mezclaron todas estas críticas en un pasodoble que puso en pie el teatro: "Y ahora nuestro presidente, facha del bigote (...) que ser facha es como ser carajote, va y le dice al cateto del yankee que España le apoya (...) que para ti Morón y Rota no son pueblos importantes, para ti tampoco es importante que mueran los campos en Andalucía, para ti tampoco es importante que el pueblo gallego se quede sin mares (...) presidente, este pueblo te recuerda, que media España está limpiando con su sangre y con sus manos lo que tú estás llenando de mierda".
De igual manera se expresó un tango de El Pájaro Verde: "Ya sabe señor presidente cómo toda España siente lo de la marea negra, que mientras unos lloraban a la guerra usted jugaba, una guerra que no es nuestra (...) presidente, presidente, qué sonrisa prepotente del que baja los impuestos para hacernos así callar (...) coja usted su PP franquista, sus engaños y censuras, ministros y caraduras, y a España la dejas en paz".
Contundencia
Más vehemente sonó un pasodoble de Calle de la mar: "Ya han salido los fascistas de sus tumbas y sus cadenas usando una democracia que justifique la guerra y han cambiado la chaqueta por la camisa de siempre y el más fascista de todos nuestro señor presidente, un hombre que se somete a un yankee que le promete un mundo sin horizonte, un hombre que ha rescatado el libro inacabado de Don Francisco Bahamonte (...) ya salieron los fascistas que todos llevaban dentro, esos novios de la muerte, que se reparten la suerte de un país que ya está muerto". Todos los mensajes estuvieron reforzados por pancartas, pegatinas y chapas en los decorados o tipos de las agrupaciones, así como en los cánticos de los aficionados.
El guiño al drama de la inmigración se reflejó en el espejo del poder político. "Frente a la cruz del hambre y la miseria" de los sin papeles que cruzan el Estrecho en pateras, "la cruz gamada, la soberbia y el fascismo de los de arriba". El duelo electoral por la alcaldía de Cádiz entre Teófila Martínez (PP) y Rafael Román (PSOE) se saldó en tablas desde el púlpito del humor desternillante, la ironía y el doble sentido. "Nadie quería hacerle el boca a boca" a la alcaldesa mientras que el dirigente socialista "traerá a Cádiz money, money (...) como muñeco del monopoly". Los Americanos ironizaron también sobre el físico de ambos. Román tiene "el mismo bigote que Franco" y Martínez "con gafas se parece a John Lennon". La risa sucumbió ante la denuncia social cuando varias agrupaciones recordaron la emigración masiva de gaditanos a Castellón en busca del empleo y la vivienda que en Cádiz se le resisten. "Y al gobernante cabrón que permite que mis hijos se vayan a Castellón", rezó un popurrí.
La apología del voto en blanco llegó con un pasodoble de Don quijote... con una severa crítica a la clase política: "Idiota por confiar en capullos... y en gaviotas".
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