Terremoto en el 1.500

La jerarquía española del 1.500 sufrió un súbito trastoque el sábado en la pista cubierta de Sevilla. Al asalto del predio de Reyes Estévez, Redolat, Higuero y Andrés Díaz, los dominadores del último año, se lanzaron un par de atletas cuya osadía hace un mes nadie podría sospechar. Uno fue Roberto Parra, figura conocida, atleta al que se le podía augurar su gran marca (3.34,66m), la mejor del mundo del año en pista cubierta, después de que dos semanas antes mostrara que era un hombre nuevo tras años de lesiones que frenaran su progresión en 800 metros. Al otro le conocían cuatro. Un chaval andaluz de 21 años, de Nerja (Málaga). Acabó el 1.500 en 3.35,83m, la cuarta mejor marca española de todos los tiempos. Por delante de él, sólo Andrés Díaz, Parra y Fermín Cacho. Mañana será junto a Parra el gran protagonista del 1.500 del campeonato de España.

A Pascua, su entrenador, le recuerda al primer superclase español, José Luis González

Hasta el año pasado, el mayor punto público de su personalidad era el ser primo de Nuria Fergó, la chica de Operación Triunfo. Era un atleta prometedor que se fogueó en el Mundial juvenil de Santiago de Chile. Con una beca de 180 euros (ayuda de piso) se presentó en Madrid y, aconsejado por su manager, Miguel Ángel Mostaza, se puso a las órdenes de Manuel Pascua, veterano técnico, el entrenador de Luismi Berlanas y Andrés Díaz, entre otros. En cuanto lo vio, a Pascua le vino a la cabeza el primer superclase español del 1.500, José Luis González. "Eso es", dice Pascua. "Me recuerda a González. Es un atleta fino, un atleta de clase, con gran capacidad de trabajo, y es también rapidillo al final, y también es frágil físicamente. Tiene muchas condiciones. Y cabeza".

La mejor marca de Álvaro Fernández era un 3.38 logrado el año pasado. Este año ha ganado el nacional promesas. Su marca, 3.44. Como dice su entrenador, no había nadie que le achuchara y tampoco había corrido ningún 1.500 antes. Así que cuando la víspera de la última reunión de Sevilla, la que pasará a la historia por el récord en 3.000 de Alberto García, por los 8,43 metros de Yago Lamela y por los 3.34 de Parra, Pascua le dijo a Fernández que iba a hacer un marcón, el andaluz le respondió incrédulo: "Estás soñando". "Si lo vales, con liebre te será fácil hacerlo", contestó Pascua. "Hizo 3.35 y pudo hacer aún mejor marca", explica Pascua. "Le dije que fuera tranquilo, cuarto o quinto todo el tiempo, y que se pegara a Parra al final. Cumplió la primera parte, pero después se quedó con Higuero, que le frenó". Dijo luego Parra: "Menos mal, porque hizo un cambio en el 200 que casi me coge. Menudo susto que me llevé".

A Pascua no le apetece demasiado que Fernández acuda dentro de tres semanas a Birmingham, a su primer mundial absoluto. "Es joven y no tiene experiencia", dice el entrenador. "Y la pista cubierta es muy dura. Y él es frágil". Pero Álvaro Fernández quiere estar.

Si va, quizás se compruebe si Fernández es un milquinientista al estilo de José Luis González. ¿Eso qué significa? "Pues no sé", responde González. "Yo puedo hablar de otros, describirlos. Pero me cuesta hablar de mí mismo. Quizás me podría definir como un atleta ganador, un deportista que sólo pensaba en ganar. Fui bastante frágil físicamente pero supe madurar, macerarme. Y, sobre todo, me dejaba guiar por mi cultura atlética británica. Y por mi adoración hacia Dave Wottle, el americano del 800. Por eso desarrollé el rush final que tenía".