"El suspense en literatura es una cosa de circo"

Mientras servía de alcahuete de un romance imposible entre su gata y un halcón de la plaza de España de Madrid, Luis Goytisolo ha escrito la que considera su segunda novela más importante, Liberación. Una manera de celebrar los treinta años de la primera entrega de Antagonía, la tetralogía que le ha asegurado un sitio en la literatura española contemporánea.

Esta vez, el escritor barcelonés (1935) ha trasladado su espíritu de explorador literario a las vidas de sus personajes, en perpetua búsqueda de sí mismos. Y con la venia de las Moiras, las mujeres que hilaban, enrrollaban y cortaban el hilo del destino de las personas, Goytisolo desteje el curso del tiempo de sus criaturas para mostrar de dónde procede el azar y de qué está hecha la vida. La de dos amigos, la de la hija de uno de ellos y la de un pueblo.

"Siempre he procurado que la estructura se adecuara a lo que pensase contar para que fuese parte de la historia"

"En literatura en español hay algunas cosas correctas, pero descubrimiento, ninguno"

PREGUNTA. En sus últimas novelas, y en ésta sobre todo, ha reafirmado su intención de explorar nuevas formas narrativas.

RESPUESTA. Los cambios de estructura son constantes en mis novelas. Desde la primera que escribí en 1958, Las afueras, he procurado que la estructura se adecuara a lo que pensase contar para que fuese parte de la historia. No obstante, Liberación brota de la estética desarrollada en la anterior, Diario de 360°, que es una novela con elementos extragenéricos. Es la que he escrito con más dedicación y más rápidamente (seis meses). Gracias a que he tomado la anterior como una preparación. Las otras que menciona son tres ensayos de género atípicos en mi obra: un libro de aventuras, Mzungo; una novela negra, Placer licuante, y una comedia, Escalera hacia el cielo. La idea es editarlas con el título de "Tres novelas intrascendentes", como contrapunto a las Novelas ejemplares, de Cervantes.

P. En Liberación parece muy claro que la historia y la arquitectura novelística están hechas al servicio de una serie de ideas sobre las que quería reflexionar.

R. Es un recurso que ya había utilizado en Antagonía. Soy muy cuidadoso, por ejemplo, en dar diversas voces narrativas. En cierto modo utilizo la técnica de empezar por el final: esbozo a grandes rasgos lo que va a venir y que lo que venga sea previsible.

P. Es un gran riesgo.

R. Es que no me gusta nada el suspense. Ni siquiera en clave. Porque es como jugar con el lector. Guardar bazas e irlas soltando según te convenga es una cosa de circo, de juego de manos. Yo prefiero anunciar más o menos lo que va a pasar y eso no quita interés.

P. ¿Cree más en el cómo que en el qué?

R. Claro. A veces es mucho más terrible, porque si en una novela sabemos que un personaje termina mal, el reto es no defraudar al lector en ese curso. Y luego está lo inesperado, como la vida misma.

P. Por eso, uno de los temas que llama la atención es cómo aborda el azar, la casualidad conectada con el destino.

R. Trato el destino desde el punto de vista del sujeto y la interpretación desde el punto de vista de los demás. La novela es una interpretación constante. El libro de Marco Aurelio que aparece en la novela ¿es sólo parte de un libro? ¿Es un relato independiente? ¿El cuadro es parte de un tríptico titulado La tabla del juicio final? Son lugares comunes que se van creando y se van desentrañando. La novela es un hacerse y un deshacerse. El espejo del conjunto es el relato de Marco Aurelio que resume lo relatado antes y apunta sobre lo que va suceder.

P. ¿Demostrar que nadie tiene el control absoluto de su vida y que se depende de factores externos?

R. Las casualidades son el contrapunto a todo lo que uno prevé. Estamos previendo cosas de manera constante. Eso lo dice casi explícitamente Marco Aurelio: "Nada queda nunca del todo acabado". Eso es lo que se presenta. Uno cree que las cosas están acabadas, pero no, y entonces uno crea interpretaciones erróneas.

P. De ahí, los personajes que van en busca de sí mismos.

R. Buscan una liberación interior y exterior. Quieren reconocerse.

P. Todos menos Carlos.

P. Él es como alguien que flota, contrario a los demás. Todo le ha sido dado y está satisfecho. Pero intenta ser lo que los demás esperan de él. Es un autoengaño al ser esclavo de su imagen. No puede ser tan proteico. Nadie puede serlo. Adaptarse siempre a los demás es una desgracia.

P. Y en el caso de Carlos, hasta en la sexualidad.

R. No sabe con qué se siente bien y explora en todo. No sabe.

P. Éste es un tema, la sexualidad, que no trata tan explícitamente como en sus otras novelas.

R. He preferido la tensión y la reflexión. Lo que hago son pequeños flases, insinuaciones. He preferido crear estas dudas y tensiones en lugar de dar una escena directa. La sexualidad es importante en todos los personajes, pero aquí el tratamiento es más de iluminaciones.

P. Ha dicho que este tiempo no es para la novela, no por agotado literariamente, sino porque la sociedad ha cambiado.

R. Sigo pensando lo mismo. No es obstáculo para que no aparezcan novelas de interés. Para mí es un placer extraordinario descubrir a un escritor como Sebald. La verdad es que hay menos escritores en todos los países. Van apareciendo menos figuras. He leído Plataforma, de Houellebecq, que me ha interesado, sigue la herencia de Céline, del narrador bruto.

P. En el que no hay filtro entre lo que se piensa y lo que se dice.

R. Pero eso no quiere decir que él sea así. Es una forma de narrar.

P. ¿Cree que lo políticamente correcto le ha hecho más bien o más daño a la sociedad?

R. Oh, sí, sí, sin duda, más daño. Porque así se maquilla un asunto, lo mimetizan detrás de palabras cuando estamos pensando todo lo contrario. En ese sentido me parece muy saludable Houellebecq.

P. ¿Qué pasará con la novela?

R. Se va agotando lentamente. Los géneros no acaban de golpe. Nuestra cultura, entre el móvil, Internet y la televisión, abrevia todo. Hay un cambio del lenguaje, entonces, ¿por qué escribir una novela? La gente se ha vuelto más impaciente, zapean constantemente la realidad. Necesitan cambiar. Se irán expresando no en la novela como la entendemos nosotros.

P. Pero algunos géneros tienen fuerza, la novela negra, la ciencia-ficción, la novela histórica...

R. Pero son, cada vez más, parte de un producto. Se escriben pensando en los actores, por ejemplo.

P. ¿Ya está pensando su nueva novela?

R. Tengo algunas notas. Cargo con una libreta porque no quiero que me suceda lo que a Musil, quien cuenta en sus diarios que un día se olvidó de tomar nota de algo que quería escribir y no lo pudo recordar.

P. ¿Qué literatura le está interesando ahora?

R. Me pongo al día en una serie de novedades y no encuentro mucho. Nunca me había pasado, pero ahora dejo libros sin terminar de leerlos. Un hallazgo ha sido Sebald.

P. ¿Y en español?

R. Hay cosas más o menos correctas, pero descubrimiento, ninguno.