Vuelve el coloso

Dejan Bodiroga fue considerado por los medios de comunicación el jugador más valioso de la Copa. Y lo fue, probablemente, en los dos primeros partidos jugados por el Barça. Sin embargo, en el vestuario azulgrana todos señalaban a Roberto Dueñas como el jugador más decisivo, ayer, el día de la final. El gigante azulgrana se destapó como no lo había hecho en lo que va de temporada y, en un encuentro espectacular, firmó una estadística que pasará a la historia de la competición: con 17 rebotes, 11 de ellos en ataque, batió el récord de capturados en una final. El anterior, lo había establecido en 1989 el ex azulgrana Audie Norris con 15.

"Roberto ha sido determinante", dijo de él Navarro. "No han podido pararlo, ha capturado muchísimos rebotes y ha intimidado mucho a los jugadores del Tau". El propio Dueñas, siempre comedido, siempre aparentemente tranquilo e impasible, admitió: "Probablemente ha sido mi mejor partido".

Minutos después de proclamarse campeón, cuando ya había atendido a algunos micrófonos y tomaba el primer resuello sentado junto al banquillo, el enorme pívot azulgrana recibía el reconocimiento de su técnico. En un gesto muy yugoslavo, Pesic le espetó tres besos que Dueñas acogió entre sorprendido y risueño. Después, ya más eufórico, corrió a recibir su premio y, en un gesto difícil de ver en él, estiró el calzón de Bodiroga casi hasta el suelo.

Y eso que Dueñas tiene fama de serio. Es de aquellos jugadores a los que siempre acompaña un semblante inexpresivo. Coleccionista de DVD, parco en palabras, extremadamente reservado, pero muy querido y respetado en el vestuario. Con 27 años, 2,21 metros de estatura y 141 kilos de peso, el madrileño siempre ha parecido condicionado por su enfermedad, el gigantismo. Era demasiado grande y notorio para pasar inadvertido. En los últimos tiempos, sin embargo, Dueñas ha protagonizado un cambio espectacular. No sólo físico, también mental. Hace cuatro años que el pívot azulgrana comprendió que, o se cuidaba, o las lesiones podían frustrar una carrera que se aventuraba muy prometedora. De hecho, en los últimos tiempos ha renunciado a sus convocatorias con la selección. Tenía unas extremidades inferiores demasiado endebles para un tronco espectacular. De modo que a cada caída, a cada mal apoyo, seguía un torturador dolor de espalda cuando no una lesión que le apartaba durante semanas de la competición.

El médico del Barça, Toni Tramullas, le preparó un plan. Una dieta estricta para intentar que pesase lo menos posible; una serie de suplementos vitamínicos para recuperar diariamente los músculos y una tabla física para desarrollar sus extremidades inferiores de modo que pudieran compensar el peso de su tronco. Desde entonces, Dueñas lo sigue a rajatabla, lo que le ha permitido superar las temporadas aún con dolores pero menos lesiones. "Tiene una conciencia modélica", dice de él Tramullas. Ayer, como en pocas ocasiones, se visualizaron los resultados de su dedicación.