"Me hubiese gustado presentar el telediario"

José Ángel de la Casa (Los Cerralbos, Toledo, 1950) conserva la misma cara aniñada, las mismas gafas redonditas y la misma voz sosegada desde 1979, el año en el que debutó como comentarista de los partidos de la selección española. Sin embargo, entre ese encuentro inaugural y el de la semana pasada ante Alemania han pasado ya 200 retransmisiones.

Pregunta.Ya suma 200 partidos, ¿no empieza a hacérsele rutinario el trabajo?

Respuesta. No, cada partido es un reto, una aventura diferente. Está claro que no afronto cada retransmisión como si fuera la primera; ahora tengo más tranquilidad y más perspectiva.

P. ¿Quién fue su maestro?

R. José Antonio Fernández Abajo; él me dio la oportunidad de debutar en un amistoso sin mucha importancia para que me fuera fogueando.

P. La gente dice que usted nunca se altera con el juego.

R. Eso no es cierto, a veces he gritado; pero hay que entender que el fútbol por televisión es distinto, no puedes engañar a la gente y contarle todo como si fuera una hazaña. Además hay que dejar silencios para que el espectador comente con sus amigos las jugadas. Si empiezas a gritar, seguro que la gente baja el volumen y dice ¡éste está loco!

P. ¿No se cansa de narrar los fracasos de la selección?

R. Sí; la verdad es que venimos con frustración y dolor después de cada derrota. Nunca se termina de rematar un buen campeonato. Me falta contar grandes hazañas de la selección, algo que sí me ha pasado con los clubes.

P. ¿Su peor momento?

R. Me frustró mucho la derrota ante Italia en el Mundial de EE UU en 1994. Me decía a mí mismo: "Joder, no podemos tener siempre tan mala suerte".

P. ¿Siempre se ha sentido cómodo con sus colaboradores?

R. Siempre los he elegido yo. Antes narrábamos los partidos solos, por ejemplo en Argentina; pero luego se me ocurrió llamar a Miguel Muñoz en 1981, y con él me sentía un poco extraño, con respeto y nervioso. Después, con gente más cercana generacionalmente, como Míchel, me he sentido mejor.

P. ¿Se sintió raro viendo el último Mundial de Japón y Corea en Antena 3?

R. Sí, fue muy extraño vivirlo como espectador, pero al ser en horarios raros lo llevé mejor. Hay que aceptar que han surgido otras cadenas.

P. ¿Se sigue poniendo nervioso?

R. Ya no tanto; al final, los problemas técnicos siempre se solucionan cinco minutos antes del partido, siempre hay un milagro en el último segundo.

P. ¿Le ha tentado alguna vez orientar su carrera profesional por otro camino?

R. Estuve a punto de ser corresponsal en Nueva York y también de hacer el telediario del fin de semana, pero estoy muy a gusto como jefe de deportes de Televisión Española.