Cinco bodas, un funeral y ningún divorcio
Una mujer celebró cuatro matrimonios de conveniencia para que sus maridos nigerianos se regularizaran en España
Nicolasa Nuo Abeme no es Andie McDowell, pero su historia perfectamente habría podido inspirar dos de las películas de la actriz norteamericana: Cuatro bodas y un funeral y Matrimonio de conveniencia. Nicolasa se ha casado cinco veces, ha enviudado una y jamás se ha divorciado, lo que la convierte oficialmente en polígama o poliándrica. Y sus cuatro últimos matrimonios fueron de conveniencia: celebró esponsales civiles con otros tantos ciudadanos nigerianos, previo pago de unos 3.000 euros, para que ellos regularizaran su situación en España, según la policía. A ella la han detenido. A ellos y a los celestinos que le presentaron a los novios habrá que echarles un galgo.
Nicolasa nació en Bata (Guinea Ecuatorial) el 17 de agosto de 1957. Debió casarse muy joven porque hace 12 años enviudó. La mujer, nacionalizada española, se estableció hace unos años en Torrejón de Ardoz (Madrid), aunque le constan dos direcciones diferentes: en la calle del Cardenal Siliceo (donde le reclaman una deuda tributaria de 1.675 euros) y en el callejón del Río Henares. La mujer solía relacionarse con ciudadanos de su país de origen y con nigerianos. Hasta aquí, todo normal.
Nicolasa cobró a sus cuatro parejas 3.000 euros por convertirlos en sus maridos
La historia comenzó a complicarse en 1998. El 28 de septiembre de ese año contrajo matrimonio civil con Kennedy Ogbemudia, un joven nigeriano nacido en Benin City en marzo de 1973. Ambos celebraron la ceremonia en la localidad de Azuqueca de Henares (Guadalajara), en cuyo Registro Civil la pareja quedó registrada. Este segundo matrimonio de Nuo Abeme duró apenas nada, pues como ella misma ha reconocido en los interrogatorios policiales, ni en ésta ni en posteriores ocasiones llegó a convivir con sus parejas. El hecho de haberse casado con una española permitió a Kennedy sacarse un libro de familia. Con él pudo tramitar su regularización en España como familiar de residente comunitario. Lo normal.
El asunto empezó a convertirse en un culebrón años después, cuando Nicolasa contrajo terceras nupcias con Uche Kennedy Onoh, nacido en Enugu (Nigeria) el 5 de junio de 1977. La mujer hizo todos los preparativos en el Registro Civil de Zaragoza, donde presentó una declaración jurada de soltería, un documento privado. El matrimonio se celebró el 17 de abril de 2002.
Celebradas las nupcias, Nou Abeme se desplazó a Albacete para montar otra boda, esta vez con Kingsley Omorodon, nigeriano de Benin City, nacido el 8 de enero de 1972. La mujer volvió a presentar sus papeles, incluida la declaración de soltería. El matrimonio, el cuarto de Nicolasa Nou, se hizo efectivo el 24 de mayo de 2002, cuando sólo habían pasado 37 días del tercero.
Para entonces, la Brigada Central de Extranjería y la UCRIF ya estaban con la mosca detrás de la oreja, por el hecho de que varios ciudadanos nigerianos hubieran intentado legalizarse como maridos de la misma española. La confirmación de que la cadena de matrimonios ocultaba otra cosa llegó el 4 de octubre pasado, cuando el Consulado General de España en Lagos (Nigeria) notificó que Nicolasa había contraído un nuevo matrimonio con Blessing Emuerhi Oubiye. "Eso ya fue el colmo", aseguraba ayer uno de los investigadores de esta trama de matrimonios por conveniencia o "blancos".
La policía comprobó que en el Registro Civil Central la mujer figuraba oficialmente como soltera. Certificó que, por el contrario, se habían expedido cuatro libros de familia con ella como esposa y cuatro hombres nigerianos distintos como maridos. Y que todos habían intentado legalizar su situación en España, aunque sólo el segundo y tercer marido nigerianos lo lograron. Al último se le denegó el visado de entrada.
La mujer (a quien este periódico ha intentado localizar sin éxito en los dos domicilios donde se supone que vive) contó a la policía que los maridos se los presentaban unos amigos nigerianos, que eran los que relizaban los trámites, y que ella se limitaba a cobrar por casarse (entre 2.500 y 3.000 euros), pero sin convivir con sus nuevas parejas. De hecho, en su libro de familia no ha inscrito ninguna de estas bodas y, por supuesto, ningún divorcio. Ella fue detenida pero ya está libre. A ellos se les busca. ¿Será como Mis dobles, mi mujer y yo?
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