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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Rayo rompe su mal fario y recobra a Cembranos

Quedaba un cuarto de hora. El Rayo había marcado su primer gol hacía muchos minutos y Vallecas entero aplaudió. Quince meses después de romperse, Luis Cembranos saltaba al césped. Fuera de forma, algo lento, demostró que, aun sin reprise, es un jugador necesario. De ésos de los que el conjunto madrileño no está sobrado. Y por lo visto ayer, el Málaga, tampoco.

Las dimensiones del estadio Teresa Rivero, reducido a la mínima expresión, invitan a un juego muy directo. Un continuo ir y venir de área a área a base de balones largos. Y el Rayo, aunque llevaba tres derrotas consecutivas en casa, es un maestro en la suerte. La idea es pasarle la pelota en profundidad a Bolic y que éste aguante de espaldas y abra hacia las bandas. Una vez llega el balón a un costado, mejor si es al izquierdo, el de Míchel, regresa al área. Si entra de un remate limpio de cabeza, bien; si entra en el barullo posterior, bien, y si entra en el rechace después del barullo, pues... bien.

RAYO 2 - MÁLAGA 1

Rayo Vallecano: Etxeberria; Mario, De Quintana, Onopko, Graff; Quevedo, Mora; Julio Álvarez (Luis Cembranos, m. 76), Peragón (Marqués, m. 88), Míchel; y Bolic (Bolo, m. 62). Málaga: Contreras; Rojas, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Manu (Iznata, m. 75), Gerardo, Romero (Sandro, m. 74), Musampa; Canabal (Leko, m. 59) y Darío Silva. Goles: 1-0. M. 3. Míchel, en el lanzamiento de una una falta desde un lateral. 2-0. M. 79. Peragón, en jugada personal y casi sin ángulo. 2-1. Darío Silva, de falta directa. Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Graff, Onopko, Musampa y Gerardo. 13.000 espectadores en el estadio Teresa Rivero.

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Antic cambia la cara, pero no la suerte

Además, Mora y Quevedo presionaron mucho y Julio Álvarez movió bien la pelota, interpretando a la perfección el arte de las aperturas largas o los cambios de orientación kilómetricos, y Míchel tuvo suerte. Sí, mucha suerte. Antes de cumplirse los primeros cinco minutos el vallecano sacó una falta lateral. Su intención era meter el balón a media altura al segundo palo. Pero entró. Con la ventaja, el Rayo se dedicó a batallar y el Málaga a naufragar. Cada uno, a su manera. Por ejemplo, Darío Silva lo hizo peleándose hasta con los espectadores

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