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Tribuna:Apuntes
Tribuna
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¿Qué clase de profesor quiero ser?

En un trabajo de Didáctica de la Geografía nos pidieron una redacción sobre qué tipo de profesores queríamos ser. Yo preferí pensar en qué clase de profesor no quería ser. Suponiendo que lo fuera, intentaría que mis clases no fueran "dictadas", de copiar y copiar. Eso acaba resultando tedioso y cansino para el alumno y tendría como única consecuencia el rechazo del alumno hacia mi asignatura, cosa más difícil en la universidad, porque si una clase te resulta aburrida porque el profesor simplemente se dedica a "dictar" lo que hay en el libro, compras el libro, te lo lees y ya volverás para el examen. Pero sí es un problema en los institutos, ya que la asistencia es prácticamente obligatoria y el alumno que no puede evadirse de la clase intenta pasarla de la forma más amena posible: mirando por la ventana, haciendo dibujitos, hablando con el vecino, o incluso saboteándola tirando bolitas con el boli o pasando notas. Todo esto es producto del aburrimiento y éste es obra del profesor, que no ha podido o no ha querido conectar con sus alumnos. La solución es simplemente llegar a los alumnos desde el principio, intentar caerles bien y no atosigarles con su asignatura. Casi todos los profesores quieren que el alumno piense que su asignatura es la más importante y sólo consiguen romper un equilibrio necesario entre todas las materias. El estudiante que se ve atosigado por alguna cuestión traslada este malestar al resto del campo de estudios, no encierra sus males en el ámbito que le perturba, sino que éste invade otros lugares y los "contamina". El profesor debe ser una persona atenta y volcada en su trabajo, ya que tiene una gran responsabilidad: formar. Y formar no es tan fácil como dar hoy el tema 1 y mañana el 2 para acabar el temario. En mi humilde opinión, si vamos retrasados con el temario es porque algo falla: o no hay interés por parte del profesor, o por parte del alumno, éste último condicionado por el primero. El profesor no debe dedicarse al temario, sino al alumnado que a fin de cuentas es quien se lo tiene que aprender. No me vale la actitud del profesor que dice: "Me da igual que habléis, porque esto yo ya me lo sé ...". Es la misma actitud pasota que están recriminando al alumno y esto lo hace un 60% de los profesores, demostrando que esas ganas de transmitir conocimientos se han ahogado en la rutina diaria y en la comodidad. Es muy fácil decir o pensar que los alumnos son unos burros y que no hay nada que hacer con ellos, pero este principio de conformismo es un comportamiento más infantil que el de los propios alumnos y desemboca en un asco mutuo por la enseñanza. La mayoría del alumnado de institutos no valora la enseñanza como algo útil, simplemente es algo que hay que hacer, como comer o respirar. El paso por el centro de enseñanza es como una parada obligatoria, salvo en casos claros donde el propio alumno, después de la Primaria, "ya tiene claro que lo suyo no es estudiar".

Hay que conseguir la atención del alumno, que considere interesante y útil lo que está aprendiendo. Así despertaremos su curiosidad, algo muy importante para asimilar mejor los conceptos que recibe y ordenarlos para poder dominarlos y manejarlos mejor. Simplemente hay que tratar de llegar a todos los alumnos, y no a la clase en general, porque cada uno es un mundo. Hay que crear un lazo personal-profesional entre alumno y profesor, conseguir un entendimiento mutuo, así el alumno se sentirá cómodo en clase y esto ayudará al profesor a hacer mejor su trabajo. Un profesor debe conseguir el respeto y la confianza de los alumnos, que te vean por la calle y puedan saludarte y hablar de temas que no están relacionados con la docencia; pero que sepan que en el aula cada cual se dedica a una cosa y hay que ayudarse y esforzarse para que todo vaya bien. Esto no se logra dejando que los alumnos te vean como "un elemento más del aula", alguien que se dedica únicamente a dictar y poner negativos o faltas sin pararte a preguntar por qué fulanito no ha hecho los deberes o menganito no vino ayer. Todo ello requiere mucho esfuerzo por parte del profesor y esta clase de esfuerzos sólo se hace por las cosas que te gustan de verdad y que merecen la pena.

Alberto Ferrando San Pedro es estudiante de Geografía en la Universidad de Valencia.

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