La extraña pareja
Lediakhov, pura clase, y Ziarreta, puro látigo, dos antagonistas que se encuentran en el Éibar porque ninguno dio con nada mejor
Igor Lediakhov-Blas Ziarreta. Escuela rusa, escuela eibarresa. Extraña pareja en Ipurúa, el campo más incómodo para todos los equipos de Segunda: frialdad en la grada, insurrección en el terreno. El destino les ha juntado casi por azar. "La operación se cerró diez minutos antes de concluir el plazo para los nuevos fichajes", reconoce Blas Ziarreta. El Éibar había rebuscado en el mercado una incorporación que reflotara al equipo, al borde de los puestos del descenso: "No podía ser. En unos casos, por la indisponibilidad económica del club; en otros, por la negativa de los futbolistas. Y surgió Lediakhov. Nos dijeron que estaba dispuesto a venir y aceptamos. Teníamos 24 jugadores y ahora 25. Si coge el punto, fenomenal; si no, nos quedamos como estábamos".
El Éibar, en apuros, y Lediakhov, apartado del fútbol por su conflicto judicial con el Sporting de Gijón -le reclamó y ganó 480.000 euros por despido improcedente-, reunían las condiciones para encontrarse si no fuera porque en el club vasco prevalece la garra y la juventud y en Lediakhov, de 35 años, el toque y la veteranía; si no fuera porque el ruso tiene fama de conflictivo y Ziarreta, de mister Látigo, al estilo de Max Merkel.
El acuerdo fue sencillo. Lediakhov, que ha vivido los buenos y malos años del Sporting y que desplegó calidad en Primera, sabe adónde va: "Tendré que aprender a correr", dijo en su presentación. Ziarreta tiene clara la ecuación a resolver: "Si aporta calidad sin romper el equilibrio del equipo, perfecto; si la calidad afecta al equilibrio, no será interesante". En otras palabras, el Éibar no va a girar en torno a Lediakhov, sino al contrario.
De hecho, Ziarreta ya tiene misiones encomendadas a Lediakhov: "Nosotros jugamos mucho tiempo en el campo del contrario y por ello nos hacen muchas faltas. Entonces, es muy importante un hombre de calidad para poner buenos balones en el área que nos den más opciones de gol. Lediakhov es un futbolista que nos va a venir muy bien en los últimos metros del campo".
El destino les reunió en el último momento. Lediakhov reconoce que aceptó la oferta del Éibar "porque no tenía nada más" mientras se entrenaba con un equipo de Regional y tras fracasar algunas intentonas con otros de Segunda. Ziarreta le fichó en los últimos minutos porque no encontraba nada. Estado de necesidad de una extraña pareja que se ha llevado una primera impresión grata. "De anatomía está muy bien. Está en su peso", dice Ziarreta; "lógicamente, le falta velocidad y resistencia por la falta de competición".
Lediakhov será el segundo extranjero, tras Karabeg, un extremo bosnio, en la historia del Éibar. Quizá sirva para animar las gélidas gradas de Ipurúa, incrédulas cuando se conoció su fichaje. Ziarreta ya ha anunciado a Lediakhov lo que le espera: "Exigencia". Si no, desaparecerá antes del final de la temporada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.