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Columna
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Ofertas de primavera

Las rebajas de la cuesta de enero dan sus últimos coletazos en la rampa veloz de febrero, la que nos llevará directamente, de manera implacable, hasta el mercado de la primavera. Da lo mismo que el viento y el granizo nos azoten estos días escasos del invierno: las plantas y las flores se preparan para romper sus cáscaras, reventar sus capullos y exhibirse de manera ostentosa y carnal, como si cada tallo y cada pétalo esperasen una fotografía de Robert Mapplethorpe que venderá Bruce Chatwin en alguna subasta amañada. Pero Chatwin y Mapplethorpe han muerto. Hace tiempo que ambos forman parte del humus que, si quieren, pueden comprar en cualquier garden center. Porque todo se vende, no lo duden.

Volverá, no lo duden tampoco, a reír la primavera. Lo sabían muy bien los tres vascos que escribieron la música y la letra de ese himno inolvidable que fue banda sonora de tres generaciones de españoles. No merece la pena deprimirse. La primavera volverá a los mercados y, con ella, las mejores ofertas. Las rebajas que estos días acaban no serán absolutamente nada comparadas con el auténtico festival de ofertas que se avecina. Las elecciones del próximo mayo se presienten en el aire helador de febrero. Antes de que los muros se llenen de pasquines con retratos de alcaldes y concejales imposibles, maquillados como flores de plástico, comienzan a brotar en los buzones los primeros anuncios de la primavera. ¿Quién da más?

De momento sabemos que el Gobierno vasco, a través de su Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales, es la administración que más fondos destina o piensa destinar a la compensación de las víctimas de la represión franquista. La recuperación de la memoria histórica es justa y necesaria. Lo malo es que el folleto que llega a los buzones nos recuerda a esos otros folletos que suelen enviarnos fantasmales empresas para anunciarnos que hemos sido elegidos entre su clientela para cobrar un premio millonario. "¿Sufriste cárcel o privación de libertad en el franquismo? Ahora, te recompensamos por ello". A buenas horas, pensarán algunos. La mayoría de las víctimas, desdichadamente, no tendrán ocasión de obtener la triste y merecida recompensa.

Lo malo, como digo, es que el folleto se parece a otra cosa. Se parece demasiado a un anuncio. Euskadi ofrece las ayudas más altas del Estado: 7.200 euros por medio año en la cárcel franquista frente a los miserables 901 euros que ofrece Cataluña por el mismo período de privación de libertad. Asturias y Navarra tampoco salen muy favorecidas en el folleto de la consejería de Madrazo. Sólo falta añadir: "Busque y compare". Todo acaba convertido en anuncio y todo, hasta cosas tan graves como la privación de libertad o el derecho a la propia dignidad, termina siendo justipreciado por algún experto.

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