El Recreativo gana a Osasuna y pone un pie en la final de la Copa
El Recreativo puso anoche decididamente a su favor la eliminatoria frente a Osasuna, gracias a los goles de Benítez y Raúl Molina. El cuadro onubense demostró las cualidades que este equipo, colista en la Liga, exhíbe en su extraña transformación cuando se trata de la Copa del Rey: cierta capacidad de creación, fluidez en las ideas y una circulación sanguínea a borbotones que deriva en anticipación y velocidad.
El decano afrontó el periodo inicial con la ambición sedienta de los pobres, mientras Osasuna mostraba cierto perfil de conjunto bien plantado únicamente en los primeros cinco minutos. A partir de ahí, el Recre encajonó a los pamplonicas en su campo, con las gradas convertidas en una caldera albiazul, porque los espectadores fueron conscientes anoche de que estaban contemplando un espectáculo futbolístico inédito en Huelva. El Recre sólo alcanzó en su larga historia en una ocasión las semifinales de Copa, en la década de los 20.
RECREATIVO 2 - OSASUNA 0
Recreativo: Luque; Merino, Iker Begoña, Loren, Pernía; Javi García (Espínola, m. 90), Mario Bermejo, Viqueira, Benítez (Quique Romero, m. 73); Diego Camacho y Xisco (Raúl Molina, m. 65).
Osasuna: Unzué; Izquierdo, Mateo, Cruchaga, Paqui; Puñal, Palacios, Muñoz, Pipa Gancedo (Moha, m. 90); Gorka Brit y Morales (Iván Rosado, m. 90).
Goles: 1-0. M. 18. Benítez marca de un disparo seco con la zurda que entra junto al poste izquierdo de Unzué.
2-0. M. 90. Pelotazo largo, que peina Javi García, Raúl Molina se escapa y marca por bajo.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Expulsó a Gorka Brit (m. 55). Amonestó a Puñal, Lucas Alcaraz (entrenador del Recreativo).
Unos 11.000 espectadores en el estadio Nuevo Colombino. Partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey.
De modo que el Recre, aupado por la grada, se asentó rápidamente como decidido dominador, como dueño del capital de una semifinal de Copa. Iker Begoña y Benítez pudieron marcar antes de que llegara el primer tanto recreativista, pero en ambas ocasiones detuvo apuradamente Unzué.
El decano atacó y atacó y pronto se vio que la defensa osasunista cerraba mal los espacios de los rechaces en su área, que casi siempre favorecieron a los onubenses. Las oportunidades, pues, se sucedieron. El mejor arma del decano estuvo durante el primer tiempo en la anticipación, frente a un Osasuna poco ambicioso, que demostró sin pudor desde el principio su abierta disposición a tolerar que la eliminatoria se resolviera en el partido de vuelta en El Sadar.
El segundo tiempo tuvo un perfil más arisco, porque el fútbol se hizo antipático. Los locales, de los que se apoderó paulatinamente el nerviosismo, no consiguieron aprovechar la superioridad numérica que les favoreció desde la expulsión de Gorka Brit, en el minuto 56, cuando insultó a un asistente.
El Recre apuntó rápidamente alarmantes síntomas de descomposición en el juego, en su posición en el terreno, que tampoco Osasuna, siempre con un perfil muy bajo, supo aprovechar. pero al final, el balón llegó a Raúl Molina, que marcó y puso a su equipo con un pie en la final.
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