La expulsión de Azkoitia deja sin premio al Rayo
Saques de falta enviados a la grada, al portero contrario o a la tierra de nadie. Carreras de pollos sin cabeza. Juego al patadón. Una retahíla de balones perdidos... Así fue, ayer, la tarde de fútbol en Mendizorroza: una tarde de perros. Y gracias, sobre todo, al embrollo que se lió el Alavés, que sólo empató el partido porque terminó con un jugador más y se le ocurrió tirar por una vez entre los tres palos. El Rayo Vallecano intentó otras cosas que se parecían más al fútbol. Tuvo el partido, la victoria, en sus pies. Sin embargo, Azkoitia, un ex alavesista, cometió la torpeza de ganarse dos tarjetas amarillas en menos de un minuto y, por tanto, la expulsión. El Rayo se quedó vendido y tuvo que conformarse al final con el consuelo de un injusto empate.
ALAVÉS 1 - RAYO VALLECANO 1
Alavés: Dutruel; Edu Alonso, Abelardo, Karmona, Llorens (Magno, m. 60); Nacho (Geli, m. 55), Luis Helguera; Jordi Cruyff, Ilie (Iván Alonso, m. 46), Ibon Begoña; y Rubén Navarro. Rayo Vallecano: Etxeberria; Mario, De Quintana, Onopko, Graff; Quevedo, Azkoitia; Julio Álvarez (Corino, m. 86), Peragón (Bolo, m. 78), Míchel; y Bolic (Mora, m. 62). Goles: 0-1. M. 19. Peragón gana en la carrera a Abelardo y, al rematar, el balón roza en Karmona, que desvía su trayectoria, y se cuela tras golpear en el poste derecho de Dutruel. 1-1. M. 71. Karmona cabecea desde el primer palo un saque de esquina de Geli. Árbitro: López Nieto. Amonestó a Llorens y De Quintana. Expulsó a Azkoitia en el minuto 59 por doble amonestación. Unos 14.500 espectadores en Mendizorroza.
Con Gustavo Benítez en el banquillo, el Rayo desplegó una presión más que aceptable. Midió el riesgo y acertó de pleno. Atosigó a Abelardo y Llorens, dos futbolistas cuya titularidad sólo puede entenderse por la falta de competencia en su puesto. Tuvieron innumerables problemas para sacar controlada la pelota. De hecho, es casi imposible cometer más errores en un solo partido que Llorens ante sus ex compañeros. José Manuel Esnal, Mané, que lo vio como todo Mendizorroza, no tuvo otro remedio que, por primera vez, mandarlo lo más cerca posible de la delantera para que allí sus estropicios no fueran irreparables. A Peragón, que rondaba por aquella zona, le tocó la lotería. Se dio un gusto sobre el campo. Marcó el primer gol en una acción de pura velocidad y, después, siguió moviendo al Rayo a su antojo.
El único capaz de solucionar el desaguisado en el Alavés era Ilie, pero ayer jugó con unas molestias que le dejaron aparcado en el vestuario en el descanso. El equipo de Mané, desordenado, con miedo y sin cerebro, se agarró a la expulsión de Azkoitia para abalanzarse sobre el Rayo en la última media hora. Una de las pocas jugadas que ejecutó con cabeza, un saque de esquina rematado por Karmona, le dio lo que no se mereció. Hubo tiempo para más. Pero lo que no había era recursos para cambiar el signo. Es lo que hay.
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