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Columna
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Arenales

Dicen que el PP afila armas electorales para atacar en ciudades y pueblos tradicionalmente considerados feudos socialistas, como Elche. Así que no sería extraño que la mayoría actual pretendiera descalificar a quienes se oponen a nuevas construcciones en la costa, acusándoles de hacer el juego a la derecha.

Da igual. Porque ahora es la Generalitat quien defiende la propiedad pública de 300.000 metros a la orilla del mar, y si lo hace porque no es de los suyos la especulación, tampoco importa.

En el principio de los tiempos turísticos dos avispados promotores "descubrieron" una playa virgen, todavía con aroma de paraíso, a la que llamaron Los Arenales del Sol. Extremo norte del término ilicitano, por ella asomaba al mar el caserío del Altet, junto a Aigüamarga, a vista y tiro de piedra de Alicante y Tabarka, después del aeropuerto y de la Ciudad de la Luz. Hotel, cuatro chalets y algunas torres de apartamentos fueron el germen de una colonización humana a la que los sucesivos consistorios no pusieron coto, con lo que en unos años toda la primera fila del cordón dunar estuvo amurallada y el hormigón se expandió sin orden ni depuradora, sin agua ni teléfonos, sin limpieza ni vigilancia. Una playa abarrotada pero abandonada, aunque milagrosamente aún es posible dormir de noche y de día disfrutar del paseo relajado hacia Urbanova, o hasta los pies de la Sierra de Santapola, al olor de la pequeña pinada superviviente, junto al Clot de Galvany. Todo eso se acabará con las 3.200 viviendas que podrían tener pronto luz verde, si nadie atiende las quejas de los vecinos (la próxima, el sábado 25 en Elche) pidiendo que en esos terrenos sólo se edifiquen dotaciones de las que actualmente carecen: centro de salud, centro social, biblioteca, zona deportiva, centro educativo...

La Asociación de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante también ha presentado alegaciones exigiendo la protección del Cabeço y Carabassí , denunciando el grave impacto paisajístico de la urbanización y la atrocidad de los movimientos de tierras y del macro-vial.

Negocio. Desarrollo insoportable. Tu quoque, PSPV?

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