_
_
_
_

5.072 lingotes de oro puro

Las entrañas de la calle de Alcalá esconden un paraje confortable y extraño. Hasta 260 obreros lo perforaron durante tres años, a partir de 1933; sacaron 23.000 toneladas de tierra. Tiene siete galerías y su disposición recuerda a la de un archivo, quizás a una prisión. Se encuentra a unos 35 metros de profundidad. Es una cámara acorazada. La más segura del país. La del Banco de España, nacionalizado en 1962.

A la cámara se accede tras cruzar una puerta circular, casi dos metros de diámetro, palmo y medio de grosor, 16 toneladas de acero. Ha de permanecer embadurnada de vaselina. Si no, cualquier fricción activaría un complejo mecanismo que la bloquearía. Tiene dos volantes en forma de timones para sus claves, que sólo conocen un puñado de personas. Por su canto plateado asoman 24 bulones de acero que la sellan una vez cerrada. Fue construida en York (EEUU).

Tras vadear la gran puerta, un ascensor doble se descuelga siete pisos por el hueco semicircular de una escalera, el mismo que se inundaría al instante con agua del cercano y profundo Arroyo de la Castellana en caso de alarma. Sobre un foso, un puente móvil une la salida del elevador con el cuerpo central de la cámara acorazada, abierta por otra puerta metálica, rectangular. Bóvedas encañonadas en su alto techo, estucos y alabastros en el reluciente suelo. A la derecha, otra maciza cancela de acero abre un grupo de galerías. El frente alberga millón y medio de monedas de oro, dólares en su mayoría, en cajas de 250 piezas. Clasificarlas costó cinco años.

A la izquierda, el protagonista de la estancia subterránea es el oro. Brilla tanto, es tan amarillo, que parece el envoltorio de un chocolate. De superficie trapezoidal, cada lingote pesa 12,4 kilos. Es imposible alzarlo. Daña la mano. Uno solo vale 150.000 euros, más de 25 millones de pesetas; 38 fueron pagados por Hitler a Franco para comprar volframio.

Hay aquí 5.072 lingotes (90 toneladas y media en total). Dos lotes de 180 toneladas de oro español duermen en Fort Knox (Estados Unidos) y en Londres; 140 más, en Basilea (Suiza).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_