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Las estrellas del rock se reúnen para homenajear a Los Ramones

Diego A. Manrique

We're a happy family-A tribute to The Ramones es el esperado disco oficial de homenaje a Los Ramones, a cargo de 15 grupos o solistas, que Sony publica próximamente. Aunque ya existían varios tributos a Los Ramones, algunos con grupos españoles, el nuevo álbum representa el reconocimiento de la primera división del rock al cuarteto de Nueva York. Desafortunadamente, el disco llega tarde para algunos: durante su elaboración fallecieron dos de Los Ramones, el cantante Joey Ramone y el bajista Dee Dee Ramone.

Según Johnny Ramone, guitarrista del grupo, el apretado calendario de los participantes hizo que el disco tardara dos años en materializarse. Se les dio total libertad: "Algunos siguieron nuestro estilo y otros prefirieron interpretar los temas a su modo". En la segunda categoría está Marilyn Manson, que realiza un turbulento y electrónico The KKK took my baby away, o The Pretenders, que convierten Something to believe in en una confesión susurrante. Tom Waits se transforma en un hombre-lobo del bajo Manhattan en su lectura de Return of Jackie & Judy.

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Los Ramones, que nunca pisaron la zona alta de las listas de ventas, son aquí reconocidos como inspiración por los grupos que encabezaron la triunfal oleada del punk rock de los noventa: Green Day, Rancid y Offspring. También está el grunge de Seattle, personificado por Eddie Vedder, de Pearl Jam. Kirk Hammett, de Metallica, confiesa que su visión del heavy metal -conocida como trash o speed metal- provenía del sonido guitarrero y del gusto de Los Ramones por la velocidad. Rob Zombie, que también se ha ocupado de la truculenta portada de We're a happy family, recuerda que Los Ramones "se mantuvieron fieles a lo que el rock and roll necesitaba: ruido, velocidad y nada de artificio".

Sin embargo, el clásico primer disco de Los Ramones, de 1976, solo alcanzó el número 111 en la lista de Estados Unidos. Pero ese mismo año giraron por el Reino Unido y encontraron un público receptivo: hay fotos del primer encuentro entre Los Ramones y The Clash que muestran a los británicos claramente impresionados por aquellos tipos monosilábicos. Hasta la indumentaria de Los Ramones se transformaría en uniforme de la bohemia juvenil internacional. Según la famosa frase de uno de los cronistas del punk rock británico, la visita de Los Ramones hizo que docenas de aquellos espectadores pasaran a la acción: muchas de las canciones de ese disco de debut sirvieron para bautizar fanzines o grupos. Y es que, como dice Dexter Holland, de Offspring, "cualquiera podía imitarlos, no tenías que irte a estudiar al Intituto de Tecnología de la Guitarra". Aparte de la reducción del rock a su esencia, Los Ramones aportaban una estética que entonces era underground: la pasión por los cómics, la devoción por el cine de terror de serie B, la atracción por los freaks.

La falsa ingenuidad de Los Ramones funcionaba como ácido corrosivo: eran una caricatura y, una vez que se entraba en el juego, su mundo era enormemente divertido. Eso explica que U2, grupo caracterizado por su moralidad, participe en We're a happy family con un aparente himno a la violencia, Beat on the brat. Como comenta Bono: "Nos inspiraba la poesía de Patti Smith o las guitarras de Television, pero los que nos ponían las pilas eran Los Ramones".

Los Ramones: de izquierda a derecha, Johnny, Marky,  Joey y Dee Dee.
Los Ramones: de izquierda a derecha, Johnny, Marky, Joey y Dee Dee.
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