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Tres iraquíes tuvieron que navegar 25 días antes de que la policía les permitiera pedir asilo

Allaa, Taher y Nazar son tres iraquíes que acaban de solicitar asilo político en España. Antes de lograrlo, han protagonizado un extravagante periplo de más de tres semanas por el Mediterráneo a bordo de un buque español, el Candelaria B, mientras se resolvía un enfrentamiento burocrático entre la policía y los abogados de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que tramitaron sus peticiones.

El Candelaria B realiza un recorrido circular entre Túnez, Valencia, Barcelona, Malta, Alejandría y Beirut, aunque sus escalas no son fijas, sino que dependen de las mercancías que transporta.

Los tres iraquíes, que han relatado historias terribles para justificar los motivos que les obligaron a huir de su país, lo abordaron como polizones en Beirut, a donde habían llegado por distintas vías. El capitán los descubrió cuando el barco navegaba rumbo a Barcelona, y avisó al armador, quien comunicó su existencia a las autoridades españolas y a la CEAR.

El buque atracó en Barcelona el 28 de diciembre, pero la policía impidió el acceso de los abogados de CEAR, según denunciaron el responsable de esta ONG en Cataluña, Antoni Lluch, y la representante de los armadores.

Supuestas irregularidades

Al día siquiente, el barco llegó a Valencia, pero una huelga de estibadores lo obligó a fondear en la bocana del puerto. El abogado de CEAR Francisco Jiménez y un letrado del armador lo abordaron desde una lancha, se entrevistaron con los polizones y formalizaron sus solicitudes de asilo.

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Sin embargo, tampoco esta vez los iraquíes pudieron desembarcar. La policía apeló a supuestas irregularidades en la tramitación de sus peticiones y los obligó a partir hacia Génova, nuevo destino del Candelaria B. Además, los agentes abrieron diligencias contra Jiménez, al que acusaron de usurpación de funciones y falsedad en documento público por haber realizado las entrevistas sin asistencia de agentes y por firmar en una casilla que correspondía rellenar a la Administración. CEAR ha calificado la actuación de la policía como "una burrada". La ONG ha denunciado en repetidas ocasiones "los incumplimientos y las trabas de la policía" a la hora de garantizar el derecho de asilo en a los polizones que llegan a Valencia y a Sagunto.

Tras un nuevo trayecto por el Mediterráneo, el barco volvió el viernes a Valencia. Jiménez y otra abogada de CEAR cumplimentaron nuevas solicitudes de asilo, que en esta ocasión sí fueron admitidas por la policía. A las 18.30, Allaa, Thaer y Nazar fueron trasladados por Cruz Roja a un hotel, a la espera del resultado de su petición.

"Aún tuvieron suerte de encontrarse en un barco español en lugar de una tripulación menos civilizada", comenta uno de los abogados de Actio XXI, el despacho que representa al armador. "No es infrecuente que los polizones caigan por la borda".

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