El último duelo multimillonario
El 'Alinghi', suizo, favorito ante el 'Oracle', estadounidense, para disputar al 'Nueva Zelanda' la Copa del 'América'
La gran regata de los multimillonarios, la fórmula 1 de la vela, entra en su recta final. La Copa Louis Vuitton, la antesala de la Copa del América, se decide desde hoy en la bahía Hauraki, de Auckland (Nueva Zelanda), entre el Alinghi, suizo, y el Oracle, estadounidense. Los dos gigantes, que han invertido más en tecnología y tripulantes, vuelven a verse los cascos tras ser ya los más rápidos y con mayor número de victorias en las rondas previas.
El Alinghi, que se mostró como el gran favorito desde el principio de los nueve aspirantes en la Copa Louis Vuitton para retar después en la del América, en febrero, al campeón vigente, el Nueva Zelanda, ya se impuso en las semifinales de los mejores -luego, hubo una repesca- por cuatro rotundas victorias a cero a su rival. Ahora, aunque el Oracle ha preparado un timón más grande para sorprender, parece difícil que cambie el rumbo.
Hasta el momento, en el duelo de multimillonarios, el suizo Ernesto Bertarelli, de 36 años, propietario de la compañía farmacéutica Serono y 31ª fortuna mundial según la revista Forbes, ha ganado al estadounidense Larry Ellison, de 58, el quinto hombre más rico del planeta y dueño de la segunda empresa informática, que da el nombre a su sindicato y que se ha unido con la tecnología BMW. Ambos han invertido unos 100 mllones de euros en sus respectivas aventuras.
En el duelo de patrones, el neozelandés Chris Dickson, repescado por Ellison a la caña del Oracle tras un flojo comienzo con otras manos en las primeras regatas, demostró rápidamente su calidad como gran especialista en las pruebas match-racing (barco contra barco). Pero sólo hasta que chocó con su compatriota Russell Coutts, precisamente el que llevó a la victoria al Nueva Zelanda en la última edición, la de 2000, reteniendo la Copa ante el Prada, italiano, y que ya había colaborado con el asesinado y legendario Peter Blake cuando la ganó para Nueva Zelanda en 1995.
La Copa del América, y más aún en su aguas, ha consagrado cada vez más a los marinos de las antípodas como auténticos genios. Técnica y tecnológicamente, como se demostró en la misma presentación de los barcos, el pasado martes. Además del Alinghi y el Oracle, también lo hizo el Nueva Zelanda, que aportó una gran novedad: además del bulbo adosado a la orza, ya habitual en este tipo de barcos y que en su caso es más compacto que el más estirado del Alinghi y el Oracle, cuenta con otra pieza con barra vertical, ya sin bulbo, en la parte trasera del casco, denominada hula, palabra sacada de apocopar otras dos: hull appendage (apéndice del casco). El complejo reglamento lo permite y los otros veleros, que, en principio, habían estudiado presentar una reclamación, parece que no lo harán. Esta competiciónsiempre navega entre la innovación y las sorpresas.
"Cuando quiere el mejor pilotos para su escudería, Jean Todt [el director técnico de Ferrari] contrata a Michael Schumacher. Es lo que hemos hecho nosotros con Coutts", dijo Bertarelli para justificar su fichaje. Y, con la astuta teoría de que si no se puede con el enemigo lo mejor es contratarlo, también fichó a otros seis campeones neozelandeses. Ellison no le fue a la zaga y firmó a cuatro, junto a Dickson. Incluso el OneWorld, el otro gigante de Paul Allen, (cofundador de Microsoft y cuarta fortuna mundial, eliminado por el Oracle en la última semifinal de repesca, tuvo a otros siete tripulantes neozelandeses, el mismo número que el Alinghi.
El reglamento también permite este ejercicio de mercenarismo aunque las naves lleven las banderas de sus países. Pero no ha gustado en Nueva Zelanda, donde el Alinghi y Coutts, como regatista más significado, han recibido incluso amenazas nacionalistas. Es lo que faltaba a la fórmula 1 de la vela, que ya reúne siempre millones, intereses y los inevitables espionajes de tecnologías, por los que esta vez fue sancionado el OneWorld.
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