_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jean Kerr, una visión irónica del teatro

Jean Kerr, cuyo irónico ingenio y acertada visión de los absurdos de la vida diaria la hicieron tener una legión de lectores y espectadores teatrales que reían con sus obras, como Please don't eat the Daisies, y Mary, Mary, murió el pasado domingo en un hospital de White Plains, Nueva York, a los 80 años. La causa fue una neumonía, según comunicó su hijo Christopher. Vivió en Larchmomt, Nueva York.

Kerr era viuda del crítico teatral Walter Kerr, y estaba familiarizada con el encanto, las asperezas y las locuras egocéntricas de la vida del teatro, y sacó partido de ese conocimiento. Escribió de forma divertida y a menudo lo hizo sobre el mundo del espectáculo, bromeando sobre qué hacer si comías con un productor que sondeara el mercado (pide una bebida para que parezcas tranquilo, pero no la toques a menos que quieras que piense que eras alcohólico), o anticipando cómicamente críticas negativas de sus últimos trabajos.

Pero tenía un don incuestionable para encontrar el lado cómico de las ansiedades más habituales en los barrios y en la vida matrimonial. Reconocía divertida que escribía la mayoría de sus obras en el coche, aparcado varios bloques más allá del caos de niños y mascotas ("No se puede hacer otra cosa que escribir una vez que ya has limpiado la guantera").

Los Kerr debutaron como equipo en Broadway en 1946 con Songs of Bernadette, dramatización de una novela de Franz Werfel sobre la joven francesa canonizada. No tuvo éxito, como tampoco lo tuvo su comedia Jenny kissed me, publicada dos años más tarde, sobre un cura cuya vida doméstica se ve interrumpida por la llegada de la sobrina de su ama de llaves. Brooks Atkinson, en The New York Times, la tildó de "pedestre".

Volvieron juntos en 1949 con Touch and go, una revista de la que escribieron los sketches y el texto, dirigida por Walter Kerr. El espectáculo fue un éxito. Tras contribuir escribiendo otros sketches para otra revista, John Murray Anderson's Almanac, en 1953, Kerr se unió con Eleanor Brooke, que había sido alumna de su marido en la Universidad Católica de Washington, para escribir King of hearts. Protagonizada por Donald Cooke, Jackie Cooper y Cloris Leachman, y puesta en escena por Walter Kerr, esta comedia de 1954 sobre un egoísta artista de tiras de cómic y su secretaria enamorada tuvo una buena acogida del público. La adaptación cinematográfica de 1954, con el nuevo título de That certain feeling, protagonizada por Bob Hope, Eva Marie Saint y George Sanders, tenía pocos parecidos con el original de Broadway y no funcionó.

El primer gran éxito de Kerr lo tuvo fuera del teatro con la publicación en 1957 de Please don't eat the Daisies, una ingeniosa colección de piezas de todo tipo sobre cualquier clase de asunto que concerniese a su vida, desde los perros que tuvo como mascota, las curiosidades y rarezas de la casa de los Kerr, en la que un carillón interpretaba el dueto de Carmen, hasta una parodia estilística de la novelista francesa Françoise Sagan. El libro se convirtió en gran y duradero éxito de ventas, y después en película, en 1960, con David Niven y Doris Day. Entre 1965 y 1967 hubo en la NBC una comedia de situación con tal argumento.

Los Kerr volvieron a Broadway en 1968 con su comedia musical Goldilocks, con puesta en escena de Walter Kerr, música de Leroy Anderson. Atkinson alabó a los actores, pero calificó de aburrido el espectáculo. Tras poco tiempo en escena, fue retirado, y los Kerr hicieron votos de no volver a mencionar ese nombre.

Kerr volvió a la carga en Broadway en 1961 con Mary, Mary, una comedia que trataba de una pareja de divorciados que parecían abocados a tener otras relaciones distintas y peores hasta que ambos se topan con el hecho de que todavía se aman y se necesitan. El crítico del Times, Howard Taubman, dio una de cal y otra de arena en su crítica, aceptando que había muchos momentos brillantes, pero señalando la modestia de la trama y lo predecible que resultaba el final. Sin embargo, el público llenó el teatro noche tras noche y Mary, Mary se convirtió en una de las producciones más largas de la década.

La adaptación cinematográfica de 1963, dirigida por Mervyn LeRoy con Debbie Reynols y Barry Nelson como protagonistas, no impresionó nada a Bosley Crowter en The Times, que tachó al filme de "dos horas convencionales". Mientras tanto, el espectáculo seguía en Broadway con más de 1.500 actuaciones en total.

Jean Collins Kerr nació en Scranton el 10 de julio de 1923 y adquirió el gusto por el teatro desde muy joven. Trabajó en una producción universitaria de Romeo y Julieta cuando conoció a quien luego sería su marido, que entonces daba clases en la Universidad Católica de Washington. Poco después de graduarse en Marywood, se casó y prosiguió sus estudios en esa universidad, donde consiguió un master en 1945. Tanto The song of Bernadette como Jenny kissed me fueron producciones hechas en la universidad por vez primera.

Pese a conseguir fama, fortuna y que creciera su familia, Kerr nunca perdió el sentido del humor autodisculpatorio, muy claro en sus primeros trabajos. Junto a Please don't eat the Daisies, fue autora de The snake has all the lines (1960), Penny Candy (1970) y How i got to be perfect (1978), colecciones de ensayos humorísticos que reflejaban su visión del mundo que la rodeaba.

Su familia fue fuente abundante de inspiración cómica, campo minado de lo inesperado que exigía elasticidad y capacidad de improvisación. Mujer alta y guapa de fácil sonrisa, Jean Kerr nunca cometió el error de tomarse demasiado en serio. "No soy una dramaturga natural, en absoluto. Escribo lo que sé", dijo en una entrevista. Hubo quien pensaba que siempre sacaba agua del mismo pozo.-

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_