El árbitro en directo
La televisión francesa emite durante un partido los diálogos entre el colegiado y sus asistentes, conectados con micrófonos
¿Se imagina usted que puede escuchar en directo lo que un árbitro habla con sus asistentes durante un partido de fútbol? Pues el sábado, en Francia, fue posible. Los espectadores de la primera televisión pública, TF 1, escucharon en directo los comentarios que el árbitro Alain Sars y sus asistentes hicieron entre ellos en el encuentro de treintadosavos de final de la Copa de Francia entre el Marsella y el Bastia (2-0). ¿Cómo? Sars y sus dos ayudantes, Jean-Paul Chaudre y Patrick Reinbold, llevaron incorporados unos micrófonos y auriculares, como los de los cantantes en los conciertos, para comunicarse entre ellos... y ser escuchados en televisión.
Los árbitros llevaban un aparato emisor y receptor sujetos a la cintura en una faja elástica con dos pequeños bolsillos, y un auricular de la oreja a la boca con una especie de patilla. El sonido lo recoge todo. Para hablar, los colegiados aprietan un botón en el emisor y son escuchados a través del micrófono. Y, el sábado, toda Francia pudo oír sus comentarios y los de los futbolistas. "Oye, eso no es normal. Aquí no hay justicia", le recriminó al árbitro el defensa del Marsella Leboeuf. "¿Justicia?", respondió Sars, el colegiado, "usted y yo vamos a hablar de justicia, se lo aseguro, pero fuera del campo. Si no se calla, le expulso".
Sars pidió durante el partido tranquilidad a los futbolistas -"muchachos, las entradas suaves, por favor, jugad el balón"-, avisó a Ahmada, del Bastia, de que dejara de forcejear con un contrario -"es la quinta vez que os pillo, esto ya es demasiado. Ya basta"- y ordenó seguir el juego: "Levántese, no ha pasado nada, a jugar". También, al final del encuentro, tuvo que tranquilizar de nuevo a Leboeuf, que le chillaba: "¡Hay falta, hay falta!". "Pero, ¿os vais a calmar ya o no? No lo puedo ver todo, señor Leboeuf", respondió Sars.
Acabado el encuentro, Sars habló con los futbolistas -"suerte para lo que viene", le dijo a uno del Bastia-, y habló de la experiencia: "Es un progreso muy importante. Esto es el fútbol-realidad. Me he sentido muy libre porque no tenía que mirar atrás nunca. Ya me decían lo que pasaba. Además, tiene virtudes pedagógicas para los jugadores. Saben que son oídos por millones de espectadores y se concentran más en el juego".
El invento ya se usó en el Lille-Nantes del nueve de noviembre de Liga por el árbitro Laurent Duhamel y sus asistentes Alain Dutheil y Philippe Bombart, pero entonces los comentarios no se escucharon en directo. "Tiene mucho futuro. Mis asistentes me han contado hechos que no podía ver, como que había dos balones en el campo", dijo Duhamel. "Antes estábamos los tres aislados uno del otro. Ahora estamos siempre en contacto, y dentro del partido", añadió el asistente Dutheil. Durante el encuentro de noviembre, se pudo escuchar al árbitro animar a los jugadores, explicar sus decisiones e incluso pedir perdón por un error.
El éxito de la prueba ha animado a repetir la experiencia. "Es extraordinario. En 90 minutos el fútbol ha pasado del cine mudo al sonoro. Ha entrado en una modernidad con tal evidencia que parece que ya no se puede volver atrás", afirma Frédéric Thiriez, presidente de la Liga francesa.
La idea partió de Michel Vautrot, ex árbitro internacional y director técnico nacional del arbitraje, además de colaborador de la FIFA. Tras meses de negociación, ésta accedió a probar el invento, aunque no a que se utilice para sancionar. Este sistema ya fue usado en diciembre de 1983 por el árbitro René Hourquet en la Copa de Provincias de rugby en Francia, por todos los colegiados de la Copa del Mundo de Rugby de 1991, y en el último encuentro de rugby entre Francia y Nueva Zelanda.
La introducción de tecnología en el arbitraje avanza cada temporada. En Italia se utiliza el vídeo para ver jugadas conflictivas tras los partidos -"mis dos ojos no pueden ver lo mismo que 20 cámaras", afirma el colegiado Collina-; en Brasil se usó la temporada pasada un spray para marcar sobre el césped el punto exacto donde se ha producido una falta o donde se coloca la barrera, y que se evaporiza a los pocos segundos; una empresa de Castellón fabricó porterías con sensores, como los de algunos ascensores, para detectar los goles fantasma; los asistentes de Primera División, reacios antes a las nuevas tecnologías, han estrenado unos nuevos banderines con vibrador; un aficionado valenciano probó en mayo de 2001 un sistema de detección del fuera de juego mediante señales de radio frecuencia y acústicas; y un empresario onubense, Fernando Clavijo, acaba de idear un procedimiento mediante el cual los 22 jugadores y el balón llevan unos sensores de microtecnología para saber su posición y avisar a un ordenador sobre goles fantasma, fueras de juego, balones que salen por la banda o la distancia de las barreras.
Las propuestas chocan con los organismos oficiales, temerosos de introducir las nuevas tecnologías en el fútbol y de robotizar a los árbitros. Pero el sábado, en Francia, se dio un paso "hacia el futuro".
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