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Reportaje:

Del sillón oficial al leotardo

Decenas de políticos granadinos se hacen actores y representan 'La venganza de Don Mendo'

Ver al secretario general del PSOE de Granada, Francisco Álvarez de la Chica, "casado" con la parlamentaria andaluza del PP Carolina González Vico, o al actual alcalde granadino, el socialista José Moratalla, dándose de abrazos con su predecesor, el popular Gabriel Díaz Berbel, puede parecer delirante. Pero es cierto. Rigurosamente auténtico. Aprovechando que es Navidad y que se pueden hacer locuras, más de una treintena de políticos granadinos -y también periodistas- de todos los signos decidieron ayer dejar de lado sus diferencias, y sus trajes, para embutirse unos leotardos, ponerse a recitar ripios y convertirse por una noche en actores interpretando una obra tan demencial como la propia política: La venganza de Don Mendo. El lleno en el teatro Isabel la Católica fue absoluto.

"Como experiencia, esto es algo único en su especie, y cuando esto acabe, tendré que pensar en el morbo que me ha dado el poder dirigir a la gente que manda en esta ciudad. Pero lo cierto es que todo está siendo muy divertido". Así se explicaba unas horas antes del estreno el director del montaje, el único profesional que ha intervenido en todo el asunto, Alfonso Alcalá. "La obra de Pedro Muñoz Seca pertenece al género que él se inventó, la astracanada. Y aquí es más astracanada que nunca".

La idea surgió hace unos meses en la Asociación de la Prensa de Granada. "Al principio barajamos lo típico, un partido de fútbol entre políticos y periodistas", explica uno de los vocales de la asociación, Agustín Martínez, "pero aquello no nos convencía. Hasta que un día se nos ocurrió lo de hacer una obra de teatro, y luego apareció La venganza de Don Mendo. A partir de entonces nos pusimos a trabajar".

La finalidad era recaudar fondos para dos organizaciones sociales, Aspace y la Asociación de Adultos de Cartuja. Poco a poco, todos los políticos granadinos, desde alcalde y concejales, hasta el presidente de la Diputación, José Rodríguez Tabasco, o el subdelegado del Gobierno, Alfonso Marín Sicilia, pasando por parlamentarios, delegados de la Junta de Andalucía o diputados en el Congreso, aceptaron encantados. Ajustaron sus agendas para poder asistir a los ensayos. "Lo cierto", dice Alcalá, "es que se lo han tomado muy en serio".

Tan en serio que cada uno se pagó de su bolsillo los 100 euros que cuesta el alquiler de cada traje. Álvarez de la Chica, por ejemplo, vistió el que utilizó Charlton Heston en la película El Cid. También abonaron religiosamente el precio de las entradas para amigos y familiares. "Lo que hace falta es que la gente se divierta viniéndonos realizar otra faceta", explicaba Díaz Berbel. "Es bueno que los políticos, de vez en cuando, hagamos reir a la gente", señalaba por su lado Rodríguez Tabasco. "Aquí nos estamos tratando de otra manera, conociéndonos unos a otros como personas", terciaba él concejal de Cultura Jesús Valenzuela. "Estamos como en el vestuario de un equipo de fútbol, y todo en el mismo equipo". Eso sí, al final de La venganza de Don Mendo murieron todos.

Pánico escénico

La venganza de Don Mendo es una obra absolutamente delirante que anoche fue más delirante que nunca en el teatro Isabel la Católica de Granada. Ver al alcalde, José Moratalla, encarnando a Don Nuño, al presidente del PP granadino, Juan de Dios Martínez Soriano, haciendo de Moncada o al ex delegado de Gobernación de la Junta, Jesús Quero, de Don Lupo, fue toda una experiencia para el público que abarrotó la sala. Y no sólo por ver a políticos y periodistas enfundados en sus trajes y soltando un ripio tras otro, sino por ver quién podía resultar más ingenioso soltando sus morcillas

. Cuando Pedro Muñoz Seca escribió la obra, en 1918, había muchas alusiones a la política del momento. Eso daba juego para que los políticos soltasen ayer cosas del tipo: "no te quites el sayo / pues pienso vencerte en las municipales de mayo". La popular Carolina González Vico tenía pensado incluso llevarse pegatinas del PP para endosarlas en el traje de algún actor del PSOE. "Lo bueno es lo que nos estamos divirtiendo todos", decía Juan de Dios Martínez Soriano, "y, además, por una causa solidaria".

"Es sorprendente lo bien que nos llevamos todos y lo que estamos arrimando el hombro para que la obra salga bien", decía por su lado Ángel Gil, del Partido Andalucista. "Estos días he pensado que podríamos hacer lo mismo por objetivos comunes para Granada".

Ninguno de los actores ocultaba ayer su "pánico escénico". "Es curioso", señalaba el director del montaje, Alfonso Alcalá. "Yo creía que los políticos tienen algo de actores y que sería bastante fácil dirigirlos. Pero cuando cambia el tipo de escenario sobre el que están, también cambian ellos". Alguno se pidió algún que otro whisky antes de salir a escena.

"Esto es una locura", repetía José Moratalla, "pero de esas locuras que merecen la pena". Debe ser así, porque varios Ayuntamientos ya quieren contratar la obra.

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