_
_
_
_
_
Crónica:XIII Copa ASOBAL | BALONMANO
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Valladolid ya tiene su título

Pucela disfruta el estreno de su palmarés tras una épica remontada ante el Barça

Hasta ayer, el Valladolid no pasaba de ser un cúmulo de ilusiones, esfuerzos, sacrificios y ganas. No era más que un club, con problemas económicos endémicos, que subsistía por la fuerza de la ilusión de unos pocos, entre ellos dos hermanos y su compañero de colegio. Los hermanos González -Jaime, el presidente del club, y Raúl, el capitán del equipo-, junto con Juan Carlos Pastor, el entrenador, el compañero de colegio de Jaime, levantaron ayer su primer título, la Copa ASOBAL, delante del equipo más grande de la historia de este deporte, el Barcelona, y en casa, delante de un público que generó un ambiente casi a la griega, después de una remontada épica en la segunda parte.

Era ésta la quinta final vallisoletana. La primera, hace algunos años, se le escapó precisamente ante el Barcelona, en Ibiza. Entonces fue el Barça el que remontó seis goles en contra en sólo diez minutos; el que tuvo que aguantar un último minuto infartante cuando por fin estaba por delante. Ayer la historia fue exactamente al revés.

VALLADOLID 28 - BARCELONA 27

Valladolid: Sierra (Hernández); Montes, Martínez, Raúl González (1), Garabaya (4), Ávila (1), Roberto García; Julio Fis (7), Gamboa, P. López (3), Davis (4), Chema Rodríguez (1) y Rocas (7). BARCELONA: Ohlander (Barrufet); Xepkin (1), O'Callaghan (2), Masip (6), Hernández (5), Jerome Fernández (4), Ortega (5); Hagen (1), Franzen, Nagy, Skrbic (2) y Solberg. Arbitros: Prieto y Huellin. 7.500 espectadores en el Pabellón Pisuerga de Valladolid.

El equipo catalán decidió estirar la cuerda desde el primer minuto. Valero Rivera sabía de la presión insistente del Valladolid y puso a sus mejores jugadores desde el comienzo. El resultado comenzó a ensancharse, pero no llegó a fracturarse nunca porque el Barcelona, cuando mejor jugaba, sufrió dos exclusiones casi consecutivas que le tuvieron un buen rato con sólo cinco jugadores.

En esos momentos, quien más tiraba del carro era Masip (elegido mejor jugador del torneo), un tipo rodeado del aura de los campeones y el más acostumbrado entre los suyos a tomar responsabilidades. Fue el más concentrado de todos, el más certero y el más listo. Él y el portero Barrufet, que cuando apareció, mediada la primera mitad, intimidó tanto a sus rivales que el Valladolid dejó de marcar goles como por arte de magia. Davis, el extremo vallisoletano, fue quien más evidenció la impresión que suponía tener delante en la portería al mejor del mundo y envió fuera un puñado de contragolpes. El carrusel de pérdidas de balón dejó por detrás al Valladolid, aunque antes del descanso reaccionó y dejó en sólo dos goles (12-14) la diferencia.

El inicio de la segunda parte llegó sin cambios. El Barcelona amplió la distancia hasta los cinco goles (16-21) cuando sólo quedaban diez minutos para el final. La expulsión de Nagy fue determinante, porque hasta entonces, como pareja de Jerome Fernández o de Xepkin, había anulado la distribución del juego que intentaba Raul González, aunque su aportación en ataque era escasísisma. En sólo cinco minutos fue sancionado dos veces y el húngaro del Barça se marchó al banquillo definitivamente. El boquete en el centro lo aprovechó el Valladolid que empezó a enviar balones a los extremos, Davies y Rocas, que para entonces ya le habían perdido el respeto a Barrufet: cada intento desde uno y otro lado se convirtió en gol. Además, la contribución en el ataque del cubano Julio Fis comenzó a ser fundamental.

La final entraba en los últimos cinco minutos empatada, pero el que venía desde atrás, el necesitado de títulos, era el Valladolid. Y el Barça, este nuevo Barça, es todavía un equipo en formación y no tiene la experiencia necesaria para resolver como lo hacía antaño. El equipo local se le había subido a las barbas y tenía el título en la mano. Los errores de Masip en los lanzamientos y lo infalible del ataque vallisoletano hicieron el resto para que el Valladolid consiguiese el primer título de su historia y la clasificación para la competición europea de la próxima temporada.

Los jugadores del Balonmano Valladolid festejan por todo lo alto la Copa ASOBAL, el primer título de su historia.
Los jugadores del Balonmano Valladolid festejan por todo lo alto la Copa ASOBAL, el primer título de su historia.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_